Ángela Cervantes y Pablo Martín Caminero, en uno de los momentos intensos de la actuación del jueves.
Muchas grandes historias del mundo del arte se han resuelto o han ocurrido por una mera cuestión de vecindad. Y no solo física, sino también conceptual. Las sinergías surgen de donde uno menos espera y la proximidad ejerce de potente pegamento si las circunstancias lo promueven. La cantante Ángela Cervantes, el pianista Daniel Oyarzabal y el contrabajista Pablo Martín Caminero coincidieron como músicos y bajaron de los escenarios como amigos. A la amistad se le sumó la vecindad (Cervantes vivió una temporada a escasos diez metros de Oyarzabal y ahora reside casi puerta con puerta con Martín Caminero), mientras la música seguía girando y girando a su alrededor, así que, ¿por qué no hacer vecina a la música de Jorge Drexler con el jazz? Así, todos estos vecinos, personales y musicales, se dieron cita el pasado jueves sobre el escenario del baluarte de Santa Llúcia en la segunda jornada del festival Eivissa Jazz para acercarnos a su barrio, ese que han creado a partir de las canciones del músico uruguayo y que se ha plasmado en el disco En esta orilla de Drexler.
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