«Creo que la base para poder aportar algo a la hora de dirigir es haberlo ‘mamado'», aseguraba ayer el actor madrileño Miguel Molina al referirse a su primer proyecto de dirección teatral. Se trata de La última luz del día, de Chris Martos, que se estrenará mañana y el viernes, a las 21 horas, en el Teatro España de Santa Eulària. Las entradas podrán adquirirse en taquilla el día de la representación aunque ya están a la venta en las tiendas Holidays, de Vila y Santa Eulària, así como en la juguetería Al·lots, de Sant Antoni. Por otro lado, Penya Escènica, la compañía que ha producido esta función, anunció que ofrecería un precio reducido para grupos de a partir de diez personas, para personas del Imserso y colectivos sin ánimo de lucro.
«Yo estoy aportando mi experiencia como actor a los actores de aquí y lo estoy disfrutando muchísimo ya que, en cierta manera, te sientes un poco reflejado en ellos, en su ilusión y en su potencial, que es mucho», explicaba ayer Molina, que ya tiene experiencia como director en piezas de formato más pequeño. Con esta obra, en la que trabaja codo con codo con el autor del libreto, Chris Martos, que también ha compuesto la banda sonora e interviene como actor, Molina ha tenido la oportunidad de experimentar «la espontaneidad y la pureza con la que los actores construyen su personaje, algo que se echa de menos tras treinta años de profesión».
Cautivado
Carolina Cardona, directora de la compañía Penya Escènica, fue la encargada de presentarle el libreto y proponerle este reto a Miguel Molina, que, tras leer la obra no dudó en unirse al proyecto. «Me pareció que tenía unas posibilidades enormes y que era una parábola fantástica de la vida después de la vida y de lo que puede suceder en una historia de amor que nunca se acaba», explicaba ayer el director de la obra.
«Tengo una fe enorme de que los actores están completamente entregados y que tienen un nivel interpretativo y humano muy ‘bestia', que es lo que finalmente cuenta», resaltó Molina, que destaca la buena sintonía que se ha generado entre él y el autor del texto, Chris Martos, que también actúa en La última luz del día.
«Me siento como un niño, estoy disfrutando muchísimo y aprendiendo mucho de su experiencia como director y también como actor», afirmaba Chris Martos.
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