María León, que ha ganado la Concha de Plata a la mejor actriz por «La voz dormida», de Benito Zambrano, y Julie Delpy con el Premio Especial del Jurado por «Le Skylab» hicieron de contrapeso con sus sobresalientes trabajos en cintas más accesibles para el público mayoritario.
Con la Concha de Oro a Isaki Lacuesta, el máximo premio del único festival de cine en España con la categoría A vuelve al terreno nacional después de nueve años -desde «Los lunes al sol"- y por duodécima vez, y esta victoria ha vuelto a dejar patente la grieta que se abre entre las decisiones del jurado y las opiniones de la crítica.
El premio para «Los pasos dobles», recibido con abucheos en la sala de prensa, ha reafirmado a un director siempre abierto a nuevos lenguajes y a experimentos formales, y que esta vez ha entrado en vínculo creativo con el artista Miquel Barceló, quien ha enviado un mensaje al final definiendo la cinta como una convergencia de «microminorías orgullosas».
Rodada en Mali, tomando como detonante el corpus artístico de Miquel Barcelò y usando como hilo argumento la búsqueda de las pinturas enterradas del francés François Augiréras, «Los pasos dobles» es un juego de máscaras, de historias que aparecen y desaparecen y de leyendas africanas mezcladas en un cine abstracto y arriesgado.
Y Lacuesta, que con su primera cinta de ficción «Los condenados», ya había ganado el premio FIPRESCI hace dos años y ha presentado en esta edición su documental «El cuaderno de barro», ha animado al espectador, que pude ver la película en las salas comerciales desde ayer, a atreverse con ese cine descrito como «ilegible».
«La pintura, como el cine, está hecha de la unión de opuestos», resumía Barceló, y el segundo premio en importancia, el premio especial del jurado, ha sido para un cine fresco, ligero y accesible de Julie Delpy y su comedia coral veraniega «La Skylab», en la que recrea con gracia y profundidad su infancia en Bretaña en 1979.
En un palmarés lleno de sorpresas, solo la Concha de Plata a la mejor actriz para María León por su trabajo en «La voz dormida», de Benito Zambrano, sonó a premio de conciliación por parte del jurado presidido por Frances McDormand.
Derramando tantas lágrimas como las que provocó en las plateas la película con la que hace su deslumbrante debut, León ha agradecido con la misma frescura que muestra en la pantalla: «Ya puedo decir que me he sentido una princesa no solo en el día de mi primera comunión».
Casi tan sorprendente como la Concha de Oro ha sido la doble victoria de «Adikos Kosmos», de Filippos Tsitos, cinta griega que bebe de la tragicomedia de las vidas apáticas de Aki Kaurismäki y que, con la interpretación también premiada de Antonis Kafetzopoulos, presenta la crisis no económica sino de valores que se le presenta a un veterano policía ateniense.
Mientras tanto, el maestro japonés Hirokazu Kore-eda se conformaba con el premio al mejor guión por «Milagro» y aparecía en el escenario en zapatillas, y como grandes perdedoras se dibujaban el sublime melodrama de Terence Davies «The Deep Blue Sea» y el thriller de Enrique Urbizu «No habrá paz para los malvados».
Cerrando los premios de la Sección Oficial, la mejor fotografía era para la vapuleada cinta sueca «Happy End», de Björn Runge.
Además, en la gala de clausura que se ha celebrado en el Kursaal de San Sebastián se han entregado los premios de Horizontes Latinos, que han destacado a la cinta «Las acacias», del argentino Pablo Giorgielli, y el premio Kutxa Nuevos Directores para la cinta alemana «The River Used to Be a Man», de Jan Zabeil.
Los premios por votación popular fueron para «The Artist», de Michel Hazanavizius -premio del público-; «Y ahora adónde vamos», de Nadine Labaki -premio europeo del público- y «Will Bill», de Dexter Fletcher -premio de la juventud.
Finalmente, el premio FIPRESCI de la crítica internacional ha recaído en la cinta portuguesa «Sangre de mi sangre», de Joao Canijo.
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