Desde hoy sábado y hasta el próximo día 11, la Kuntur Gallery de Amsterdam (Holanda) acogerá una exposición conjunta de pinturas de Orlando Herrera y Amanda Echevarría; matrimonio de artistas argentino residente en Eivissa desde hace varias décadas, compaginando la creación propia con la enseñanza de la pintura a numerosos aficionados de la isla. Para la ocasión, Herrera muestra trabajos de una serie sobre Lo justo y lo injusto, realizados con óleo, lápices de colores y técnicas mixtas; mientras que Echeverría presenta obras de abstracción lírica hechas con acrílicos, acuarelas y técnica mixta.
Sobre su trayectoria plástica, Amanda Echeverría explicó a este periódico que sus comienzos en Argentina «fueron en clave naïf, pintando el ambiente de la selva que me rodeaba. Ya en la isla, con sosiego y en un paisaje totalmente distinto, sigo pintando con entusiasmo, sobre todo después de ver en París la obra del Aduanero». Evolucionando, al margen del mercado, «desde los dominios del realismo mágico hasta arribar (según los que clasifican estas cosas) a la abstracción lírica», precisó la artista.
Sugerencias
Conocida por su etapa de las flores, Echeverría no renuncia «a pintar cualquier otro tema, que son sólo pretextos para hacer una construcción pictórica. Las flores las sigo aún pintando, porque pienso que en cada flor hay un paisaje; pero es sólo el inicio de un sugerencia plástica, como lo puede ser el paisaje o la figura», apuntó.
En cuanto a los referentes de su gustos plásticos, «hay muchos, desde el que pintó el primer bisonte en Altamira hasta la actualidad. Mi concepto de la pintura no está ligado a las modas ni al mercado, sino a valores más profundos. Por nombrar a algunos, te diría Lucas Cranach, Sandro Botticelli, los Prerrafaelistas, Anselm Kiefer y Markus Lüpertz, entre otros», recordó la artista argentina.
Por su parte, Orlando Herrera decidió embarcarse en su serie Lo justo y lo injusto «porque, como se dice en el catálogo de presentación de la muestra, es un tema eterno de la historia del hombre, pero abordado muy poco por la pintura». Y, a su juicio, en esta «era de la globalización de la pobreza y del aislamiento, a pesar de estar hipercomunicados, es obligado pintar -como dice Gieco- ese 'monstruo grande que pisa fuerte', la injusticia; pero sin olvidar la cara amable y solidaria de la existencia; y, también, la belleza de la mujer o del paisaje nuestro, como un ejercicio de catarsis estética», señaló.
La guerra como tema
La razón por la que Herrera incide en su obra en la guerra como tema, es que «dentro de las injusticias, es obvio pintar la negación de la paz y la vida. Sobre todo en esta época de 'guerras inteligentes', con señores de la guerra y guerreros sin inteligencia; en esta época de la trivialización de la violencia», valoró el pintor argentino, trayendo a colación como ilustre antecedente plástico los trabajos que en el siglo XVIII realizó Goya en «con sus fusilamientos y su serie de grabados Los desastres de la guerra; posicionándose ante la sinrazón».
Preguntado si considera, entonces, que el arte comprometido sigue teniendo vigencia, el pintor explicó: «Quizás sea presuntuoso hablar con autoridad de un tema tan complejo, pero no es difícil deducir que, en beneficio de los que nos sucedan, este estado de cosas tendrá que cambiar».
Cosas tales como «esas dosis diarias de vulgaridad televisiva, que los señores del escándalo y la corrupción premian con la popularidad y el dinero de entrevistas chabacanas». Por lo que, con su contribución artística crítica ante la injusticia, Herrera considera que «lo que tendría que globalizarse no son las crisis inventadas y el hambre, sino la vida», concluyó.
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