La noche del sábado apuntaba maneras en el baluarte de Santa Llúcia. Desde el año 2006, Eivissa Jazz Experience, iniciativa impulsada por el pianista gallego Abe Rábade, ha completado algunos de los mejores momentos del festival y por ello, su nueva propuesta integrada por dos pianos y una vocalista, merecía toda la confianza de la concurrencia. Y no defraudó. Rábade unió su voz a la del excelente pianista valenciano Albert Sanz (con el que comparte generación) y a la de la cantante ibicenca Àngela Cervantes para firmar una actuación que merece ser recordada y recuperada en el momento en el que sea emitida en el programa Discópolis de Radio 3.
Arrancaban Rábade y Sanz, sentados frente a frente en sus pianos, con una intensa versión de Message from the Nile, de McCoy Tyner, con el valenciano utilizando las cuerdas del piano con las manos para acompañar los primeros compases de la pieza. Ganador del premio Tete Montoliu en 1999, la valía de Sanz como compositor quedó de manifiesto con Cañones, pieza a la que siguieron Four in One, de Monk y un monumento musical a cuatro manos con la Chanson nº6 de Mompou.
Hasta ese momento, Sanz y Rábade se habían repartido el protagonismo que pasaron a compartir con Àngela Cervantes, que subió al escenario enfundada en un sensual vestido negro y con su pelirroja cabellera mecida por la brisa. «No sé si saben cómo me siento estando en Eivissa, cantando en el baluarte», declaró emocionada, para, a continuación, añadir: «Estoy aquí, con la gente que quiero y con estos músicos. No sé que hago aquí con ellos, pero como me han invitado...». Rábade miró a Sanz, Sanz a Rábade y Cervantes a ambos. Los pianos sonaron y la voz de Àngela se elevó sobre la piedra de Dalt Vila en una emocionante versión del tema popular gallego Camariñas. Y el concierto siguió creciendo cuando el trío se encomendó al folklore ibicenco con Sa serena cau menuda, que desató el entusiasmo de los asistentes, que aplaudieron a rabiar.
Con el público en el bolsillo, Albert Sanz interpretó en solitario Memories of You, de Eubie Blake, y siguió Rábade, también en solitario con un fado recogido en Portugal de la voz de Luz du Alcaser, una mujer que se lo cantó a él y a su novia hace escasas semanas y cuya versión a piano se comprometió a colgar en su página web. Evidence (tema que también interpretó Gianni Gagliardi la noche anterior), de Thelonius Monk, volvió a reunir a los dos pianistas, que siguieron con Imagina, de Jobim y Things ain't what the use it be, de Ellington Duke, antes de que Àngela Cervantes regresara para cerrar el concierto con el blues Broken Chart, en el que volvió a dar muestra de su calidad vocal.
Soul
Tras Eivissa Jazz Experience sólo quedaba un peldaño más para dar por finalizada la edición número veintidós del Eivissa Jazz Festival y el encargado de subirlo fue el dúo alemán Tok Tok Tok, que llegó a Eivissa para rendir homenaje a The Beatles con la presentación de su nuevo disco, Revolution 69. A la cantante Tokunbo Akinro y al multiinstumentista Morten Klein (saxo, batería y guitarra) se unieron sobre el escenario el teclista Rüdiger Staringer y el bajista Christian Flohr para iniciar su actuación con Eleonor Rigby de un modo intimista. Las bases estaban puestas y desde ese momento Tok Tok Tok desplegaron su soul elegante, aunque algo frío en algún momento. Los temas del cuarteto de Liverpool iban sucediéndose (Daytripper, Why don't we do it in the road, I'll follow the sun, Dear Prudence, Taxman, Help, Lady Madonna, Run for your life y Come together sonaron en Santa Llúcia) alternados con composiciones propias del dúo (All I ask, You drive me crazy, Cherries from my neighbour's street, Invitation, Harmless in the beginning y Living Hell), que tuvo su momento en solitario en un bloque de temas interpretados por Akinro acompañada por Klein a la guitarra.
La cantante, que exhibió un correctísimo castellano, explicó la dificultad que tuvieron para seleccionar las canciones para su nuevo álbum y envidió la suerte de quienes viven en Eivissa, tras narrar que habían pasado todo el día en la playa. Por su parte, Klein bromeó con que su único conocimiento del castellano pasaba por la frase «quiero medio quilo de sal», pero que nunca lo había necesitado. El buen rollo se respiraba sobre el escenario y se trasladó al público en el bis del concierto, tras cerrarlo con la versión de la canción Workin' day and night, de Michael Jackson. Y fue otra reinterpretación de un tema de The Beatles, Come together, la que puso el punto final.
Eivissa Jazz Festival había terminado. Los técnicos se afanaban desmontando el escenario mientras Akinro firmaba cds a quien se lo solicitara. La luna y las murallas se despedían del jazz. Quedan doce meses para que regrese.
Una noche con alma
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