JULIO HERRANZ El centro cultural de Can Ventosa acogerá a las 20,00 horas del próximo domingo 18 la representación de Don Quijote, por el Ballet de Moscú, que vuelve de nuevo a Eivissa tras el éxito cosechado el pasado verano con Giselle. Se trata de un ballet especial, ya que consigue aunar los esfuerzos de dos grandes artistas del siglo XIX: Ludwig Minjus, compositor ruso coetáneo de Tchaikovski, y Marius Petipa, brillante maestro de danza y coreógrafo francés. El precio de las entradas es de 45 y 35 euros. El ballet Don Quijote se estructura en un prólogo y tes actos, durante los cuales se narran la aventuras y amoríos de la joven Kitri y su amado, el barbero Basilio. Las aventuras de los jóvenes se encuentran ambientadas en el capítulo XIX del segundo libro de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel Cervantes. Trabajo dirigido por Timur Fayziev, el reconocido bailarín que fundó en 1989 el Ballet de Moscú, tras una destacada carrera profesional como bailarín y coreógrafo. Natalia Kungurtseva y Dmitry Smirnov son los solistas principales de esta producción, en la que también destacan los personajes bailados por Anastasia Chumakova y Olga Sizykh. Fiel al estilo Bolshoi Siguiendo la filosofía habitual del Ballet de Moscú, la producción del Don Quijote que presentarán el próximo domingo en Eivissa se mantiene rigurosamente fiel a la coreografía, vestuario y puesta en escena del montaje original. Tras su estreno mundial el 26 de diciembre de 1869 en el prestigioso Teatro Bolshoi de Moscú, a solicitud de los Teatros Imperiales Rusos, el propio Petipa revisaría en múltiples ocasiones esta obra. A partir de las diferentes versiones realizada por el coreógrafo marsellés, el también coreógrafo ruso Alexander Gorsky reconstruiría la obra con gran éxito en 1900. El argumento se centra en los amores de Kitri y el barbero Basilio, mientras que los protagonistas míticos de Don Quijote y Sancho Panza atraviesan una serie de aventuras en torno a la pareja. Así, en el acto primero, en una fiesta de petición de mano celebrada en una taberna, llegan el caballero de la triste figura y su escudero, quienes al creer que se encuentran en un castillo, saludan respetuosamente al tabernero, como correspondería a su alcurnia. Cuando Don Quijote ve a Kitri la toma por su adorada Dulcinea, la dueña de su corazón. Situaciones equivocas que se van sucediendo a lo largo de la obra, como cuando en el acto segundo, la acción se mueve en torno a un campamento gitano próximo a los molinos de viento que Don Quijote toma por gigantes. El jefe del campamento le invita a ver un espectáculo de marionetas, y el soñador hidalgo, emocionado, sigue el desarrolló de los títeres, pero en medio de una de sus ensoñaciones habituales interviene en la acción destruyendo el teatrillo; y en el fragor de la acción, se engancha con uno de los molinos y cae por tierra, con el consiguiente escándalo de todos los espantados espectadores que no salen de su asombro.

La coreografía creada por Marius Petipa para Don Quijote se caracteriza por la energía y el trato diferenciado de los personajes masculinos y femeninos. Petipa, apasionado de las danzas tradicionales españolas, y sobre todo de las andaluzas, destacó de forma efectiva en la creación de los denominados pasos de carácter y en la introducción del baile de la polca en sus creaciones clásicas. El clima de todas sus obras se centra en el pas de deux o gran paso a dos. En Don Quijote, este movimiento corresponde a la celebración de la boda de Basilio y Kitri, lo que requiere una extraordinaria técnica por parte de los bailarines. El movimiento se inicia con un adagio, que continúa con variaciones alternadas para ella y para él, una lenta y otra rápida, finalizando con una danza a dúo que requiere por parte de ambos intérpretes de altas dosis de técnica, ya que se resuelve con una pose entrelazada y estatuaria.