La T 2 del aeropuerto de Madrid Barajas acoge la exposición Pintura Cuántica, donde el artista Robert Arató (Checoslovaquia, 1959) muestra sus sugerentes, paradisíacos e hiperrealistas lienzos de grandes dimensiones, donde el mar de Eivissa, su lugar de residencia e inspiración, cobra gran protagonismo, junto a otras creaciones sobre el universo y las nebulosas, la mitología o la abstracción.

La muestra, compuesta por más de veinte lienzos que oscilan entre los 2 y los 6 metros de ancho, se halla expuesta en la galería acristalada que conecta el Metro y la zona de aparcamiento con las salidas y llegadas del aeropuerto, donde permanerá hasta el 30 de octubre.

Como la mecánica cuántica, la Pintura Cuántica de Arató busca explicar el comportamiento de la materia desde una perspectiva universal, desde lo pequeño hacia lo inmenso, desde la visión humana hacia la mirada de Dios. Por eso, su pintura pretende captar la esencia de olas y de galaxias, e incluso bucear más allá de lo material, en los senderos de la mitología y la abstracción.

El artista ha elegido este espacio porque, al igual que su pintura, es universal. «Se trata de un espacio abierto, donde todos los días pasan miles de personas que en vez de ir a buscar el arte se lo van a encontrar inesperadamente; un lugar donde podrán interactuar con él sin ideas preconcebidas, sin discursos que les influyan sobre la obra», señaló el artista checo, que completa la muestra con obras hechas al alimón con Eleonore Bernair, el pianista Joachim Kühn o son sus propios hijos.