La iglesia de Sant Rafel se quedó ayer pequeña para acoger a los numerosos amigos que acudieron a dar el último adiós a Kinoto (Miguel Àngel Ratto Carmisciano en su nombre de pila), que falleció el pasado martes en Eivissa a los 67 años y como consecuencia de un ataque cardiaco. Amigos de varias generaciones y nacionalidades, entre los que figuraban algunos conocidos políticos de izquierdas, agradecidos por el compromiso social que Kinoto mostró con la isla al tomar claro partido con iniciativas como la de la plataforma contra las autovías.

Representatividad

Y, por supuesto, una nutrida representación de artistas y artesanos, compañeros, amigos y cómplices del pintor y ceramista argentino, residente en la isla desde hacía unas tres décadas, siempre con el centro de gravedad en Sant Rafel, donde tenía su vivienda y su taller de cerámica, junto al de otros colegas que hicieron de este enclave de Sant Antoni un centro artesanal reconocido ampliamente por su nivel de calidad y exigencia creativa.

Así, ningún lugar más adecuado para su eterno descanso que el recoleto cementerio anexo a la hermosa iglesia de Sant Rafel, que vivió ayer una tarde de recogido y sentido duelo, al frente del cual figuraba la familia del malogrado artista. Duelo que supo articular con su sencillez y cariñosa devoción habitual el párroco y poeta, Josep Planells; un vecino más a la hora de compartir el dolor que ha supuesto para mucha gente la muerte inesperada de uno de los señalados altres eivissencs.