El lujo de Matisse, el de los sentidos y el del espíritu es el que da sentido a la exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid dedica al pintor francés, en la que vindica uno de los periodos menos tratados de su trayectoria.
74 pinturas, esculturas y dibujos, procedentes de cincuenta museos y colecciones de todo el mundo, han sido seleccionados por el comisario Tomás Llorens, quien durante los dos últimos años ha trabajo en una exposición en la que quiere mostrar la noción de pintura y creación artística como lujo.
Con una gran mayoría de obras inéditas para el público español, Matisse, 1917-1941 plantea un recorrido por el tramo central de su carrera, largo período al que se ha prestado menos atención, y trata de entender sus claves a la luz del clima artístico de la época en que fue hecha. «Es un periodo injustamente despreciado por la crítica vanguardista hasta finales del siglo XX», según Guillermo Solana, director artístico del Thyssen. En su opinión, era necesario «vindicar al Matisse maduro, el del periodo en que migró a Niza», considerado por la crítica aburguesado y conformista. «En absoluto es un pintor menos interesante, ni menos audaz. Es un pintor consagrado que no necesita demostrar nada y que se dedica en Niza, su jardín cerrado, a pintar por placer» en un formato más íntimo y más próximo al espectador.
Hasta finales de septiembre estará abierta al público esta extraordinaria exposición de Matisse, que ofrece un diálogo entre la pintura, escultura y dibujo del artista francés.
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