REUTERS-MONTEVIDEO

Bajo un amenazante cielo gris y las banderas nacionales a media asta, los uruguayos comenzaron ayer a darle el último adiós a uno de sus más queridos y reconocidos escritores, Mario Benedetti, quien falleció el domingo noche a los 88 años en su hogar de Montevideo. «Una persona como Mario nunca muere, se siembra», dijo el presidente Tabaré Vázquez a periodistas al abandonar el imponente Salón de los Pasos Perdidos, la sala del Congreso donde se realiza el velorio del poeta.

Decenas de personas comenzaron a desfilar frente al ataúd del escritor, a cuyo lado se encontraban sus más íntimos amigos, como el cantautor Daniel Viglietti, y familiares. El escritor fue velado todo el día, decretado día de luto nacional, en el Congreso y hoy se hará su entierro.

Benedetti, que escribió siempre sobre el amor, la soledad, el compromiso político y últimamente también sobre la muerte, falleció en su casa, días después de recibir el alta de un hospital donde había sido internado por una afección intestinal crónica. La salud del poeta, que también sufría asma crónico, se deterioró tras la muerte en el 2006 de su esposa Luz, con quien estuvo casado por 60 años. Su carrera se extendió durante seis décadas que incluyeron novelas, poemas, ensayos y obras de teatro.

Varios políticos, embajadores y personalidades de la literatura también se presentaron en el Congreso para dar el último adiós al poeta. «Hay mucho dolor por esta pérdida física pero también la convicción de que Mario va a seguir vivo en nuestra memoria. Era un único muy especial», comentó el senador Danilo Astori, precandidato a la presidencia de la gobernante izquierda.

«¿Qué será de Montevideo, mutilada de él? (...) ¿qué será de nosotros, sin su bondad inexplicable?», escribió ayer otro de los grandes escritores uruguayos, Eduardo Galeano, sobre su buen amigo. Y es que Montevideo era un tema recurrente en las obras de Benedetti, quien debió exiliarse durante la dictadura militar que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985 por su militancia política de izquierda. Tras pasar por Argentina, Perú y Cuba escapando de la represión militar, el escritor y su esposa se radicaron en España. Luego del regreso de la democracia, Benedetti alternó entre ambos países para evitar el frío del invierno que acentuaba su asma. «Siento que perdemos una voz fundamental con la que nos identificamos los latinoamericanos», apuntó, compungida, la narradora venezolana Laura Antillano.