El festival de cine de Cannes arranca hoy con una comedia de animación en 3D, Up, pero el habitual buen ánimo y extravagancia que acompañan al famoso certamen cinematográfico podría desvanecerse. La exclusiva fiesta de Vanity Fair fue cancelada, los yates lujosos atracados en el pintoresco puerto siguen sin alquilarse y los ejecutivos de los estudios se muestran cautos y comedidos en la víspera de la inauguración del prestigioso certamen francés.
«Como todos los negocios actualmente, ahora tenemos que ser realmente cuidadosos», dijo ayer Michael Barker, copresidente de Sony Pictures Classics. «Todo el mundo está preocupado», añadió, antes de apuntar que de todas formas habrá acuerdos.
La ceremonia de inauguración, que destaca la creciente importancia del cine en 3D, da luz verde a 12 días de proyecciones, entrevistas, alfombras rojas y celebraciones nocturnas en la localidad de la Costa Azul, que atrae a muchas de las figuras más glamorosas y poderosas del negocio.
Se espera que Brad Pitt llegue a Cannes con el drama de la Segunda Guerra Mundial de Quentin Tarantino, Inglourious Basterds, una de las 20 películas que compiten en la sección oficial y que optará a la codiciada Palma de Oro al mejor filme cuando el festival se acabe el 24 de mayo.
En la sección oficial también estarán Los abrazos rotos de Pedro Almodóvar, Looking for Eric, de Ken Loach, y la cinta de horror Antichrist de Lars von Trier. Jane Campion, que ganó la Palma de Oro con The Piano en 1993, trae Bright Star basada en el romance entre John Keats y Fanny Brawne en el siglo XIX.
Otras presencias destacables en Cannes son la obra de Ang Lee Taking Woodstock, sobre el festival de rock, y Spring Fever de Lou Ye, realizada en desafío a la prohibición de cinco años impuesto por China a su anterior película Summer Palace.
Fuera de competición, Terry Gilliam trae para algunos la película más grande a Cannes. The Imaginarium of Doctor Parnassus, la última interpretación del desaparecido actor australiano Heath Ledger, que tuvo que ser terminada por Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law.
Cientos de películas se proyectan además fuera de la sección oficial, como el último trabajo de Isabel Coixet o el proyecto en marcha de Amenábar, Agora. Muchas de ellas en el mercado paralelo que se mueve junto al festival y que refuerza la importancia de Cannes en el mundo del cine. Los acuerdos de negocios seguirán haciéndose, así como las fiestas, pero los agentes del mercado esperan que el ambiente esté más apagado que en los últimos años.
Pero la perspectiva de una prolongada crisis crediticia, añadida a una menor venta de DVD y a la depresión de la publicidad, ensombrecerá Cannes, tanto en su parte de negocio como en la lúdica.
También faltará la presencia de algún gran estudio este año, con Hollywood optando por estrenar sus éxitos veraniegos en otros sitios.
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