J. HERRANZ

La sala de conferencias del Museu Monogràfic del Puig des Molins acogió ayer la primera conferencia de un ciclo de tres que José Manuel Galán (Madrid, 1963), investigador del CSIC, está ofreciendo sobre el Proyecto Djehuty. En concreto, la de ayer estaba dedicada a La tumba de Djehuty, ministro de la reina Hatshepsut. El reconocido egiptólogo hablará hoy de sus Hallazgos en el exterior de las tumbas, y mañana jueves, de sus Investigaciones sobre la tumba de Hery. Siempre a las 20 horas.

El doctor Galán explicó ayer a este periódico que, con su equipo, «llevamos ocho años excavando en Luxor y nos queda aún mucho trabajo por delante; si seguimos teniendo financiación», precisó, añadiendo que la iniciativa se llama Proyecto Djehuty «porque es el nombre de uno de los personajes de la época, que fue un ministro importante de la reina Hatshepsut, una de las pocas mujeres que ejerció de faraón; pero junto a su tumba hay muchas otras de la época que siguen enterradas todavía. Tenemos para muchos años».

Otro de los personajes es Hery, cuya tumba está al lado de la de Djehuty. Vivió unos 50 años antes, sobre el 1500 a.C. «Fue también un alto dignatario al servicio de la corona, con una tumba decorada con relieves e inscripciones muy interesantes, como la de Djehuty», precisó, añadiendo que la de Hery aún no la han empezado a excavar. Lo harán probablemente a partir de la campaña del próximo año.

El egiptólogo señaló que «Luxor es como el ojo del huracán de la arqueología en Egipto. La egiptología es una disciplina muy internacional. Habrá allí unas 40 misiones de países muy potentes, como Alemania, Francia, Inglaterra o Estados Unidos, que llevan mucho tiempo excavando y a los que sus respectivos gobiernos aportan bastante dinero».

No es el caso de España, en su opinión. «Para bien o para mal; todo va en gustos, pero nuestro gobierno le dedica a estas misiones poco dinero, comparado con otros países». Por ese motivo, cuando comenzó el proyecto Galán Allué pensó «que en vez de pelearme con mis colegas por las migajas, y como pensaba que iba a ser vistoso y vendible, me lancé a buscar financiación privada. Y la verdad es que tuve suerte; los cinco primeros años nos subvencionó Telefónicas móviles y ahora lo está haciendo la Fundación Caja Madrid», precisó el arqueólogo madrileño.