David Planell abrió ayer la duodécima edición del Festival de Cine Español de Málaga con el primero de los catorce largometrajes de la sección competitiva, La vergüenza, un drama sobre la complejidad de la vida en pareja protagonizado por Alberto San Juan y Natalia Mateo. Los personajes que ambos encarnan se enfrentan a la decisión de devolver a Manu, el niño peruano que adoptaron hace un año, ante las dificultades en la convivencia, pero descubrirán que los únicos problemas no están en la actitud irascible del menor.
Para Planell, con una reconocida carrera como guionista y en la dirección de cortos, éste es el salto al largometraje, algo que considera «un paso abismal». «Es un poco agotador físicamente el rodaje, aunque éste haya sido de cuatro semanas», dijo el director, que se ha sentido «muy acompañado» en este debut.
Este proyecto comenzó a gestarse hace cuatro años. «Es un viaje largo y complicado, que requiere una paciencia de santos y no es para ansiosos, al ser una travesía muy forzada en la que no se ve el final ni se sabe el resultado que tendrá», añadió Planell, que consideró que en realidad La vergüenza es «una película sobre la pareja, una aventura muy complicada y apasionante que requiere mucha energía y dedicación».
A Planell le atrajo además la «dinámica entre el individuo y el Estado» que se establece con las pruebas que deben superar los padres adoptivos para ser declarados aptos; «y a los padres biológicos nadie les pide cuentas de nada», ironizó.
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