El centro cultural de Can Ventosa acogerá el viernes 10 (21,30 horas) y el sábado 11 (19,30 y 22 horas) las representaciones de Un dios salvaje, de Yasmina Reza, autora de Arte, uno de los grandes éxitos del teatro europeo de las últimas décadas. Montaje dirigido por Tamzin Townsend y con cuatro reconocidos actores en el reparto: Aitana Sánchez-Gijón, Pere Ponce, Maribel Verdú y Antonio Molero. El precio de la entrada es de 25 euros.
Estrenada en diciembre de 2006 en Zurich y presentada con éxito en los principales escenarios del continente, Un dios salvaje cuenta la historia del encuentro de dos pareja porque el hijo de una de ellas, de tan sólo nueve años, ha golpeado al de la otra pareja en un parque. Deciden mantener esta entrevista para arreglar el asunto con civismo. Benévolos y conciliadores, al principio los cuatros esgrimen un discurso común de tolerancia y comprensión. Pero con la misma sutileza con la que comienzan su conversación, se inicia un cambio de actitud entre ellos. Un pequeño cambio que lleva a otro un poco mayor hasta desembocar en un enfrentamiento abierto que empieza a dejar de lado cualquier acuerdo cívico. Ambas parejas defiende su territorio hasta que la lucha comienza entre ellos mismos para acabar enfrentándose todos contra todos al ir revelando cada cual la insatisfacción que hay en sus vidas.
Townsend ha escrito sobre Un dios salvaje algunas reflexiones que ayudan a entrar mejor en esta obra sobre la complejidad de las relaciones humanas: «»¿Qué sucede cuando la educación, la buenas maneras y los códigos de convivencia se derrumban? ¿Por qué sólo somos capaces de defender lo nuestro, sin entender ni compartir lo ajeno? ¿Qué pasa cuando los padres son peores que los hijos? Yasmina Reza pone la respuesta en boca de uno de los personajes de esta obra y escribe: 'Creo en un dios salvaje; él es quien nos gobierna, sin solución de continuidad, desde la noche de los tiempos'».
En cuanto a su montaje, le resultó complejo y complicado. «La primera vez que la leí pensé que era una obra muy divertida; la segunda, que era muy difícil; y la tercera, que era una auténtica tragedia disfrazada de comedia. Así, cuando me puse a trabajar en ella y a pensar en el montaje, me pareció una partitura indescifrable. Lo que Yasmina plantea es una guerra sin muertos; una batalla en la que la agresividad, la competitividad, la falta de compasión y la crueldad son sus principales ingredientes y la risa del espectador el necesario contrapunto. Con un secreto inconfesable: esto nunca ha ocurrido. Prefiero a los niños y su manera más inmediata y de resolver las cosas», aseguró la reconocida directora de Un dios salvaje.
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