Gilbert Herreyns presentó ayer en la galería Via 2 de Eivissa la exposición que inaugura hoy. Foto: GERMÁN G. LAMA

JULIO HERRANZ

La galería Via 2 acogerá a las 20,00 horas de hoy martes la inauguración de una exposición de Gilbert Herreyns titulada El blau, que estará abierta al público hasta el próximo 18 de abril. Es la primera muestra de un proyecto en el que el reconocido pintor belga afincado en Eivissa empleará cuatro años: 2009 para el azul, 2010 para el rojo, 2011 para el amarillo y 2012 para el negro. «Empiezo la serie con el azul porque es el más inmaterial de todos los colores», apuntó ayer el artista en la presentación.

La muestra reúne 16 cuadros, dos de ellos de unos dos metros de largo; realizados con acrílicos sobre tela y papel; todos de factura reciente, salvo uno retomado de 2006. «A lo largo de los tiempos, para expresar visualmente el azul y sus múltiples tonalidades, se han encontrado correspondencias químicas o pigmentos tales como el azul ultramar, el azul de cobalto (o Thénard), el azul cerúleo (o celeste), el azul de París (de Prusia o de Berlín), el azul phtlocianina y el azul rey. Estos, convertidos en polvo y mezclados con un aglutinante (aceite, huevo, leche, látex, acrílico) se transforman en pintura», explicó.

Todos estos tonos de azules han sido empleados en las obras de esta muestra, la primera que presenta en Via 2. «Cada uno de ellos en función de la sensibilidad y de las circunstancias del momento; pero en ningún caso han servido para copiar o representar los elementos naturales que nosotros vemos azules».

Un color que identifica con el sur y el Mediterráneo. Así, el artista belga admitió que el lugar en el que pinta condiciona el color que utiliza; aunque no siempre sea uno consciente de ello, como le pasó a él en la primera exposición que presentó en la isla, en 1973 y en la galería Van der Voort, que «toda era azul».

Los seguidores de Gilbert Herreyns también podrán observar en su nueva obra que va dejando atrás sus cuadrículas para centrarse en la verticalidad, con líneas oblicuas y palpitantes. «Sí, porque creo que da más posibilidad de entrar en el cuadro», señaló el pintor, que no descarta atreverse un día con las curvas o con un color que hasta ahora no ha abordado, el verde.

Pero de momento, su horizonte inmediato sigue siendo el azul, que considera «un medio, una herramienta para buscar, conocer, interiorizar las connotaciones simbólicas del color y vivirlas en lo más profundo de si mismo. Esta relación ser/color es un camino a recorrer; un camino para aprender a conocerse», aseguró, añadiendo: «Como podría hacer el alquimista, el pintor manipula el color táctil y visualmente a fin de investigar; práctica que se manifiesta por unas vibraciones y unas proyecciones de color sobre un soporte; proyecciones de color que actúan sobre el espectador y le permiten, si quiere, abrir la puerta del imaginario».