Impactante imagen de elementos típicos de Formentera, inspirada en el Mar de Aral.

GUILLERMO ROMANI

Juan Moreno (Almería 1968) llegó a Formentera con un año y desde pequeño mostró claras aptitudes para el dibujo, algo que, con ironía, explicó: «Cuando eres muy jovencito en Formentera o te dedicas al fútbol o has de buscarte otras cosas; y yo me dediqué a hacer dibujitos, aunque para ser sincero ya en esa época me pasaba muchas horas dibujando». Tras acabar el bachillerato estudió en la Escuela de Arts i Oficis de Barcelona (rama ilustración) y paralelamente comenzó a trabajar para las principales editoriales de cómic, como la Cúpula para la que publicó dos historias Venganza y Resaca; colaborando además con uno de los referentes del cómic como la revista El víbora o la editorial japonesa Kodansa especializada en manga, entre otros.

Esta fase de su vida la resume de forma muy gráfica, propio de un ilustrador: «Durante unos cuantos años hice de todo, desde ilustración infantil, cartelismo o cómic porno». Siempre ha empleado todo tipo de materiales, plumilla, tinta china, acuarelas, acrílicos, «pero ahora estoy en una fase que trabajo sobre todo con dibujo a lápiz y el acabado a color. El entintado lo hago con Photoshop; en lugar de tener que dar cuatro capas de acrílico, la tecnología te lo pone mucho más fácil», explicó el artista.

Sin embargo Juan Moreno también ha tocado otros palos y ha hecho comics e ilustraciones para revistas de humor y magazines de Barcelona; ha pasado por el cartelismo publicitario e hizo la parte gráfica del cómic que cuenta la historia de las Pitiüses, realizada en 2002 por encargo del Consell. Actualmente su trabajo profesional se centra en ilustración, maquetación y diseño para una empresa formenterense especializada en el desarrollo de páginas web. Por el contrario, apenas habla de que él fue uno de los impulsores del magazine ADN, el primer cómic que se hizo en las Pitiüses y que supuso una revolución en su época.

Línea clara

Moreno define su trabajo como figurativo con una base clásica en el dibujo. «Incluso academicista», señaló, antes de resaltar que desde hace poco tiempo se ha decantado por lo que se llama una «línea clara, un perfilado limpio, blanco y negro puro con colores planos». Cuando se le pregunta por Hergé, el padre de Tintin, Moebius o Hugo Pratt el creador de Corto Maltés, Moreno lo tiene muy claro: «Los tres son muy buenos, cada uno a su manera. Me gusta mucho Moebius porque es el mejor, Hergè es un gran dibujante y a la vez muy descriptivo. Lo bonito de ver y leer sus libros es la base documental que hay detrás de cada historia. En cuanto a Hugo Pratt, no es buen dibujante pero sí un excelente contador de historias, un novelista gráfico».

En muchos de sus trabajos le sale la vena cinematográfica tanto en lo que sería por encargo específico, carteles institucionales sobre ciclos de cine, como en sus obras más personales. Con dos que sobresalen en esta faceta, el cartel para el Cinema a la fresca, que muestra la plaza de Sant Francesc en la que, mientras Bogart y Bergman, se dan el último adiós en el aeródromo de Casablanca, por allí andan desde King Kong hasta John Wayne, pasando por Marylin Monroe. Pero una de sus mejores piezas al respecto es el homenaje a Taxi Driver, un dibujo también de la plaza de Sant Francesc, con la iglesia y la actual sala de exposiciones, que en aquellas época era el antiguo Consistorio, y donde aparcaban los taxis. Moreno inserta el típico taxi de Nueva York y un personaje claramente inspirado en el protagonista de la película, Robert de Niro, aunque rezuma segundas intenciones porque podría ser él mismo o su sosias freaky.

«Claro que soy mitómano, me gusta mucho el cine, pero hay que entender que en Formentera o te dedicas a dibujar higueras y lagartijas o haces cosas diferentes; y a mí me gusta proponer imágenes un tanto surrealistas, en entornos cotidianos, introducir elementos discordantes, que nada tiene que ver con la realidad. Es el toque sutil que me gusta dar a mis obras». Amén de la Joven Dolores, encallada en la plaza de Sant Ferran, los 2CV, o el ball pagès. Otro de sus temas recurrentes es la Fonda Pepe. «Uff, no sé cuantas veces la he dibujado, pero sí unas cuantas. El problema es que cuando la dibujo casi siempre vendo el cuadro y al final lo acabo repitiendo para quedarme yo una copia, que en el fondo vuelve a ser un original», concluyó.