Me habría gustado asistir a la conferencia que Miguel Àngel Roig-Francolí ofreció el miércoles en el auditorio de Cas Serres sobre Presente y futuro de las profesiones musicales, orientada a padres y alumnos del Conservatori. Y es que me pareció interesante el resumen que el compositor, musicólogo y pedagogo ibicenco me dio para estas páginas, en cuanto al necesario cambio de actitud que deberían hacer los músicos para rentabilizar más y mejor una carrera que, desde luego, tendría que ser vocacional.
Como se nota que Roig-Francolí se ha curtido profesionalmente en Estados Unidos (es catedrático de Armonía, Contrapunto, Análisis y Formas Musicales en la Universidad de Cincinatti). Un país criticable en algunos aspectos (¿cuál no?), pero admirable en cuanto a sentido práctico y visión realista del presente. Así, su postura sobre el tema de su conferencia parece bien razonable: «En mi opinión, los músicos tienen que pensar más en la profesión como en una empresa, que necesita buena gestión, buen marketing, buena proyección, relaciones públicas (...) En España el músico está mal acostumbrado a hacer oposiciones o bien a estar sentado al lado del teléfono a esperar a que le llamen».
Y claro, Roig-Francolí está más a favor del tipo de enseñanza que se imparte en Estados Unidos, que defiende que el músico «ha de ser más activo y vender el producto con mentalidad de empresa». Una lección que ha aprendido y asimilado bien, pues, según he comprobado en mi relación con él como periodista, atiende con gran profesionalidad todos los aspectos que conciernen a su 'empresa' personal. Algo que echo de menos en la mayoría de músicos de la isla; por cierto.
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