El novelista catalán, fotografiado el pasado día 4 de noviembre en Barcelona.

Tras muchos años en los que su nombre siempre quedaba como finalista, el escritor Juan Marsé ganó ayer el Premio Cervantes 2008, el más importante de las letras hispanas, «por su decidida vocación por la escritura y por su capacidad para reflejar la España de la posguerra». Esas son algunas de las razones que manifestó el presidente del jurado, José Manuel Blecua, en la rueda de prensa en la que el ministro de Cultura, César Antonio Molina, hizo público el fallo del premio, que en esta edición está dotado con 125.000 euros, 35.000 más que en años anteriores. Molina dijo que había intentado ponerse en contacto con el ganador, pero tuvo que darle la noticia a su mujer porque Marsé se había ido al médico.

Como Marsé ha sido candidato tantos años, el ministro dejó claro que el Cervantes no se le ha concedido «para saldar ninguna deuda». Este premio se le da «para agradecer la labor continuada de años» y para reconocer una gran obra literaria, que a los de mi generación nos ha acompañado durante años», añadió.

Juan Gelman, miembro del jurado, señaló con su habitual ironía que el Cervantes no saldará ninguna deuda, «pero sí le permite saldarlas al escritor que lo gana». Marsé, prosiguió el poeta argentino, «es un gran escritor que ha marcado a varias generaciones».

Esta edición del Cervantes es también la primera que se celebra tras haber cambiado el año pasado el Ministerio los criterios de composición de su jurado, para dar más presencia al mundo de las letras y de la cultura en general y menos a las instituciones dependientes del Gobierno. La candidatura de Marsé fue propuesta por varias instituciones, entre ellas por la Real Academia Española. El jurado ha estado formado también Antonio Gamoneda, ganador del premio en 2006, Manuel Longares, Ignacio Amestoy y Àngel Gabilondo.

Generación de los 50

Juan Marsé (Barcelona, 1933), es uno de los miembros más jóvenes de la Generación de los 50, un «estigma» ese de ser escritor del realismo, como él mismo dice, que ha sobrellevado con la exigencia que le dicta un apasionado y visceral sentido de la ética. Un compañero de generación, José Manuel Caballero Bonald -candidato al Cervantes, como Marsé- asegura que nadie como él ha sabido auscultar la Barcelona de posguerra ni reflejar la marginación y pobreza de entonces y que es el que, de entre todos ellos, tiene una más saludable capacidad indagatoria.

A pesar de que quizá sea uno de los escritores españoles de los que más novelas se han llevado al cine -desde El embrujo de Shangai a Últimas tardes con Teresa- y que ha hecho los guiones de varias de ellas, en los últimos tiempos ha renegado tanto del Séptimo Arte que está inmerso en un libro que es un «pequeño ajuste de cuentas» con los guionistas y directores.

El escritor nació el 8 de enero de 1933 en Barcelona como Joan Faneca Roca, cambiado a Marsé Carbo por su familia adoptiva. Mal estudiante, pasaba casi todo el tiempo jugando en las calles de su barrio, más tarde escenario de prácticamente todas sus novelas, caracterizadas por un estilo dominado por la pasión más que por lo cerebral. Con solo 13 años tuvo que comenzar a trabajar, como aprendiz de joyero, porque encarcelaron a su padre por «rojo».

Militante antifranquista desde su juventud, Marsé conoció en los sesenta a José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma y a Carlos Barral, al que le hacía gracia un autor «proletario», según Marsé. Con su primera novela, Encerrados en un solo juguete, quedó finalista del Premio Biblioteca Breve de Seix Barral, editorial de la que se convertiría con los años en uno de sus buques insignia. El mismo galardón le fue entregado en 1965 por Últimas tardes con Teresa.

'Si te dicen que caí'

Su gran obra de madurez, Si te dicen que caí, llegó en 1973 tras La oscura historia de la prima Montse pero tuvo que publicarla en México debido a la censura franquista. En aquel país recibiría el Premio Internacional de Novela. No fue hasta 1976 cuando pudo ver la luz en España.

En 1978 obtuvo el Planeta por La muchacha de las bragas de oro. A continuación retomó su visión de la Barcelona de posguerra en Un día volveré (1982) y en Ronda del Guinardó, publicada en 1984, el mismo año en el que sufre un infarto.

En 1994, El embrujo de Shanghai le reportó el Premio de la Crítica y el Aristeión de la UE, y tres años más tarde recibió el premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe. Tras La fuga del río Lobo (1996) y Dietario de posguerra (1998), Marsé publicó, en 2000, Rabos de lagartija, por el que obtuvo el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa. En 2005 publicó la novela Canciones de amor en Lolita's Club, el mismo año en el que renunció, con gran repercusión mediática, a seguir formando parte del Premio Planeta por «la baja calidad» de los originales enviados.