El cine argentino, según Carlos Sorín y Alberto Lecchi, compareció ayer en la penúltima jornada del la 53ª Seminci, donde el primero anunció un cambio de rumbo en su discurso con La ventana, y el segundo profundiza en las relaciones humanas con El frasco, ambas muy bien acogidas por los cinéfilos.
Sorín proclamó un nuevo viraje con la soledad de quien se halla próximo a la muerte y el retorno a la infancia como principales argumentos de un filme que ha considerado «una nueva ópera prima, un cambio de estilo» tras Historias mínimas (2002), Bombón, el perro (2004) y El camino de San Diego (2006). «Quería cambiar, afrontar una apuesta totalmente distinta, y comencé a valorar otros aspectos como el tempo, que no manejaba en otras películas».
Por su parte, Lecchi, presenta con El frasco dos vidas ancladas en la rutina y sobrepasadas por la inseguridad que les producen la soledad y el dolor de días pasados. El elenco cuenta con el consagrado Darío Grandinetti, quien da vida a Pérez, el conductor de una línea de autobús de larga distancia, torpe y tímido, que sueña con una vieja profesora.
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