Anthony Blake, ayer en Can Ventosa, donde actuará hoy y mañana. Foto: IRENE G. RUIZ

JULIO HERRANZ

De la capacidad de comunicación de Anthony Blake, de sus dotes teatrales y su dominio del lenguaje y las técnicas de seducción de masas fuimos ayer testigos los periodistas que acudimos a la rueda de prensa de presentación de su nuevo espectáculo, Más cerca, que presenta hoy sábado (21,30 horas) y mañana domingo (20,00 horas) en Can Ventosa. Una actuación, a 20 euros la entrada, que ha levantado una notable expectación en la isla, en donde al parecer Blake tiene muchos admiradores desde que actuó en el Parque Reina Sofía en las Festas de la Terra de 2002.

Un personaje realmente singular que llama la atención incluso a los escépticos de esa técnica o arte del mentalismo. Empezando por su naturalidad y sinceridad: «Yo sólo soy un mago; no tengo poderes paranormales, y lo mío no es teatro, sino panteatro», confesó ayer, añadiendo que su nombre civil es José Luis Panizo, asturiano de nacimiento; y que lo de Anthony Blake se lo puso en homenaje a un personaje de tal nombre que salía en El mago, una vieja serie de televisión.

Con una trayectoria profesional de 26 años, lo que busca con Más cerca es «recuperar el contacto próximo con el público, tal el que se produce en espacios como el del café Pereira, de los que quedan tan pocos en España». Espectáculo que desarrolla en su mayor parte moviéndose por el patio de butacas. «He hecho una selección de 21 números de los cerca de cinco mil que tengo en mis archivos. Con un añadido especial: en lugar de leer el pensamiento a la gente, como hacía antes, ahora es la gente quien lee mi pensamiento», señaló, adelantando que en la parte final del espectáculo levitará con la ayuda de dos espectadores; «y habrá una sorpresa final que no pienso desvelar, por supuesto».

Según el programa, en Más cerca Anthony Blake ofrece un recorrido por las diversas facetas del mentalismo: telepatía, predicciones, telequinesia, premoniciones, videncias... Un trabajo que se basa en la intuición, el reconocimiento del potencial implícito en los cinco sentidos, la programación neurolingüística, la capacidad de comunicación y empatía y, es de esperar, una buena dosis de fe por parte del espectador que quiera pasar un rato interesante en compañía de un mago de la escena cuya reputación convence hasta a algunos políticos. Por ejemplo a Rodríguez Zapatero, a quien, dijo el mentalista, asesoró en las últimas elecciones.