El guionista, director y productor Pedro Masó (Madrid, 1927) falleció el martes. Fue un hombre hecho a sí mismo, que pasó por todos los oficios de esta profesión hasta convertirse en autor de clásicos de los años 60 y 70, siempre reconocido por la profesión, vapuleado por la crítica y amado por el público.

Genio y figura, Pedro Masó, que siempre se consideró tratado «injustamente» por la crítica y «falto de reconocimiento», vio culminada su carrera hace dos años cuando sus compañeros le otorgaron el Goya de Honor. «El Goya lo es todo», dijo emocionado.

De carácter fuerte y fuerte constitución, Masó era una fuerza de la naturaleza capaz de empezar de extra, seguir de botones y llegar a ser guionista, director y productor con un sello propio, hacer cine siempre pensando en el público. Así consiguió taquillazos como Atraco a las tres, Las chicas de la Cruz Roja o La gran familia. Entre sus filmes también se encuentra Una chica y un señor, que rodó en Mallorca en el año 1974.

Fiel a sí mismo, la carrera de Masó está llena de unos altibajos que él reconocía. En cine, fue el gran productor del tardofranquismo, -desde que en 1962 creó su propia empresa-, y supo tanto aprovechar el genio de Rafael Azcona, como empujar carreras de cineastas como José María Forqué o Pedro Lazaga, contando siempre con actores dotados para la comedia, -su género-, como José Luis López Vázquez, Alfredo Landa, Concha Velasco, Paco Martínez Soria, entre otros.

También dio el salto a la televisión en los años 80 con series como Anillos de oro, Segunda Enseñanza, Brigada Central y Brigada Central II. Todas ellas precursoras de la ficción nacional televisiva. Masó entendía que el gran pecado del cine español es que vive alejado del público y lo cotidiano.