Una de las salas de Sa Nostra que acogen hoy la inauguración de la exposición de Max. Foto: IRENE G. RUIZ

JULIO HERRANZ

La sala de cultura de Sa Nostra acogerá a las 20,00 horas de hoy jueves la inauguración de la exposición Hipnotopía, de Francesc Capdevila, 'Max', que estará abierta al público hasta el 9 de octubre. La muestra incluye una selección de las creaciones de la última década del primer Premio Nacional de Cómic' tanto de su faceta de autor de cómic como de ilustrador de prensa, libros y carteles. Comisariada por Sebastià Marí, la exposición está acompañada de un amplio catálogo, editado por Inrevés con la colaboración de Sa Nostra y Cajasol.

El dibujante catalán residente en Mallorca apuntó ayer a este periódico que el significado de la concesión por parte del Ministerio de Cultura del primer Premio Nacional de Cómic «es el reconocimiento al fin del cómic como arte, lo que no deja de ser la aceptación de un hecho».

El título de la muestra (Hipnotopía) «es una palabra que me he inventado partiendo de raíces y sufijos griegos: 'hipnos', sueño, y 'topos', lugar. El territorio de los sueños; que resume mi trabajo de la última década, pues gira mucho en torno a mundos oníricos; punto de vista en el que me gusta ponerme a la hora de crear una historia. No para hablar de puras fantasías absurdas y delirantes, sino al contrario, para hablar de la realidad pero desde una óptica distinta a la puramente naturalista», explicó el artista, añadiendo: «Para mí no es una vía de evasión o escapismo del mundo real, sino más bien al contrario, un método de exploración, dado que la realidad es muchas veces más delirante que cualquier delirio del subconsciente».

En la selección de los trabajos que presenta en la exposición no podían faltar páginas de su cómic Bardín (2006), por cuyo primer libro ganó el Premio Nacional. «Estoy trabajando en el segundo; aunque va a llevar tiempo, porque estas cosas van despacio. Pero bueno, estoy en ello», precisó, puntualizando: «Su carácter no cambia, aunque sí un poco el mundo que le rodea. Es un pelín menos onírico que en el libro anterior; tiene más anclajes en la realidad pura y dura, sin dejar por eso de tener sus aportaciones fantásticas».