Dora Mar, ayer en la galería Vía 2. Foto: MARCO TORRES

JULIO HERRANZ

Nació en Eivissa en 1949 y se llama Salvadora Marí; que firme sus cuadros como Dora Mar se debe a que en Valencia (donde reside) «a las Salvadoras les dicen Dora; y lo de Mar, es como un guiño a Picasso (una de sus esposas fue Dora Maar)», explicó ayer a este periódico la artista en la presentación de su primera exposición en su isla. La inauguración tendrá lugar a las 20,00 horas del lunes 4 en la galería Via 2 de Vila, donde estará abierta al público hasta el día 25.

Para la ocasión, Dora Mar ha seleccionado 17 obras de formato medio y realizadas en acrílico, en las que figuran varias de temática ibicenca. Una propuesta vital y colorista con ciertas resonancias al estilo pop, como reconoce la artista, aunque precisando que su obra es de carácter propio. Opinión que secunda el director de Via 2, Carles Fabregat, apuntando como rasgos particulares de su pintura «la descomposición de las formas en colores»; sin coartada conceptual, ya que «aquí el mensaje es la forma».

Sorprende que, con una trayectoria de varias exposiciones y algún premio, Dora Mar no haya expuesto hasta ahora en Eivissa. «No se debe a ningún motivo en particular, salvo el de la movilidad para traer los cuadros a la isla, pues vivo en Valencia», precisó la artista, quien, en cuanto a interés a la hora de pintar, señaló su «atracción por las miradas».

En el folleto que acompaña la muestra figuran tres textos; uno de ellos (Resistència cromàtica) es un poema de su hijo, Manel Marí, en el que, entre otras cosas, dice: «Tot d'una, tanmateix, irromp la flor/ que neix al paviment que clou l'arbreda,/ o el buit que entre edificis diu el blau».

Por su parte, el catedrático de dibujo José Manuel Guillém escribe sobre la artista: «En sus obras, con un lenguaje que le es propio, el referente es filtrado por su particular modo de ver y de hacer la pintura, imprimiendo a las formas los matices de sus sensaciones. Se aprecia un gusto especial por los materiales y una particular paleta conformada por colores puros y planos: azules, rojos, verdes..., que se complementan unos a otros en una disposición sabiamente controlada a través de líneas invisibles y rítmicas que los enlazan a esas formas y las animan».

Y Carmen Grau, catedrático de pintura, concluye: «Es la oscilación de los temas, la facilidad natural, casi costumbrista y ese querer y no querer, lo que caracteriza las pinturas de Dora Mar».