Armin Heinemann durante un ensayo en septiembre de 2006 de 'La Traviata de Ibiza', junto a Katharina Dau, colaboradora en el proyecto.

JULIO HERRANZ

El Palacio de Congresos de Santa Eulària acogerá los próximos 10, 12, 14 y 16 de septiembre el estreno de Rigoletto Eivissenc, de Giuseppe Verdi; un proyecto de Armin Heinemann, quien también será responsable de la dirección de escena y el vestuario, a través de su firma Paula's. Será la segunda vez que el diseñador y arquitecto alemán afincado en Eivissa se atreva a adaptar una ópera a la isla, tras su controvertido proyecto de La Traviata de Ibiza, estrenado en septiembre de 2006 en Can Ventosa con división de opiniones, aunque la mayoría a favor. «Las críticas no me molestan; al contrario, más bien me estimulan», apuntó Heinemann a este periódico, añadiendo que su idea «es hacer entender lo que es el corazón de la obra, porque con las óperas siempre hay muchos prejuicios».

El Rigoletto Eivissenc no es el único proyecto operístico en el que anda embarcado actualmente el inquieto y creativo Armin Heinemann, pues también está encargado de la dirección de escena y el vestuario para el montaje en el Festival de Música Clàssica de Canet del Mar (Castell Santa Florentina) de Il Signor Bruschino, de Gioachino Rossini, con dirección musical de Ricardo Estrada, que se estrenará el próximo 24 de julio. «Es un festival de música clásica que hacen desde hace diez años en un castillo del siglo XII con muchísimo encanto. El año pasado programaron ópera por primera vez (Don Pasquale, de Donizetti); y este año me han pedido colaboración para esta obra de Rossini, muy bonita, ligera y con mucho humor», señaló el diseñador.

Para la dirección musical de el Rigoletto Eivissenc, Heinemann contará de nuevo con Katharina Dau y Leonhard Rieckhoff. «Sin ellos no habría podido embarcarme en el proyecto. Sólo puedo hacer lo mío cuando tengo muy buenos cantantes; y de eso se encarga Katharina, que los forma de una manera espléndida, con una gran perfección de canto y técnica, así como una gran expresión lírica y de emociones muy fuertes y sensibles». Opinión similar a la que tiene de Rieckhoff: «Es un pianista fantástico que sabe transmitir todo los matices y la riqueza de la orquesta. Gracias a este equipo magnífico puedo trabajar al nivel de exigencia que me planteo», subrayó.

Heinemann es un verdadero entusiasta de la ópera y del ballet; habiendo colaborado en este último campo en varias ocasiones con el Ballet Nacional de Cuba, institución hacia la que siente un gran cariño a partir de su amistad con su fundadora y directora, Alicia Alonso.

En cuanto a su pasión por la ópera, valga de muestra esta reflexión: «Rigoletto tiene más de 150 años y se ha representado mucho. Entonces, la gente tiene la idea de este o aquel montaje y lo toman como modelo fijo de como se debe hacer siempre. Pero si tú lo haces de la misma manera, traicionas al espíritu de la obra, porque sólo cumples con el cliché previsto; y creo que esto no le hace justicia a la obra de Verdi, pues el compositor italiano era todo un revolucionario, un personaje con una fuerte personalidad que siempre luchó contra la opresión del poder y contra las presiones sociales que sufrió a lo largo de su vida», recordó, erudito, Armin Heinemann.