Julio Herranz con el original y complejo trabajo que Isabel Echarri ha realizado a partir de su poema 'Máquina y pulso' Foto: GERMÁN G. LAMA

JOSÉ MIRANDA

«Ha sido una una hermosa sorpresa; un trabajo inspirado, complejo y simbólico. Estoy encantado y muy agradecido». Con estas palabras resumió Julio Herranz la impresión que le ha producido la obra que Isabel Echarri ha realizado a partir de su poema Máquina y pulso, del que la reconocida artista vasca, quien desde hace años vive a caballo entre Formentera y París, ha construido dos ejemplares, uno para su ya larga colección de 'libros-objeto' y otro para el poeta andaluz y redactor de este periódico. «Antes de empezar un trabajo así paso mucho tiempo, vivo con el poema en cuestión. En el caso de Julio, como en el texto hace una síntesis de lo que es toda una vida humana, busqué algo en movimiento, una especie de cilindro giratorio dentro de una caja», explicó la polifacética creadora.

El resultado es una especie de 'escultura' que por fuera semeja a una de las capillitas portátiles de santos que se pasaban entre devotos o la caja donde los judios guardan los rollos de la Torá. Al abrir la caja, forrada con una radiografía de los pulmones de Isabel Echarri sobre la que aparece la silueta de un corazón partido y una estrofa del poema, aparece el blanco cilindro giratorio con alusiones al tiempo y los movimientos del corazón, así como otros fragmentos de Maquina y pulso, cuyo texto completo se guarda en un lateral móvil de la caja.

Un complejo trabajo, tanto en concepto como en elaboración, que se suma a la lista de 'libros-objetos' ('poema-objeto' en este caso) que ha realizado Isabel Echarri. «Tendré ya unos 50, entre mi estudio de París y aquí en Formentera. Es que cuando vuelvo a la isla quiero encontrarme con lo que soy yo y mis cosas. Dejo todo como si saliera a comprar y fuera a volver al rato, aunque tarde meses en hacerlo», señaló la artista, cuya intención es exponer junta toda la serie. «Ya presenté una parte hace unos años en Sa Nostra; pero sí, me gustaría poder reunirlos todos juntos algún día».

En cualquier caso, Echarri reconoció la dificultad de dar salida a este tipo de trabajos. «Son obras muy elitistas, en el sentido de que el coleccionista vaya hacia cierto intelectualismo, porque siempre es más fácil vender una obra que se cuelga en una pared que un libro-objeto, que requiere un sitio particular. Pero actualmente en Francia hay un movimiento muy importante sobre estas obras, mucho más que en España. Por ejemplo, una de mis galerías suele participar en ferias como Arco y siempre presenta libros-objeto», informó.

Siempre activa y con proyectos entre manos, Isabel Echarri presenta sus trabajos sobre todo en París y en Alemania, aunque también en Madrid. Desde hace algún tiempo no ha mostrado sus creaciones en Eivissa, pero anda pensando en alguna iniciativa interesante que puede cuajar. Entre las exposiciones que en los últimos años ha ofrecido en la isla destaca especialmente la instalación con la que inauguró la ex-iglesia de l'Hospitalet como espacio anexo al Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE), en el que la la artista también demostraba con inspirada eficacia sus dotes para la escenografía, una de las actividades que Echarri lleva a cabo de vez en cuando para la Ópera de París.