Can Ventosa acogió ayer el montaje Testimonis de llops, que desde las palabras, la música, la imagen y la danza desarrolla nueve testimonios que analizan la pasión, la intimidad, la soledad, el amor y la muerte. Seis protagonistas sobre las tablas para responder con su cuerpo a cada uno de estos testimonios, todo para lograr un espectáculo formado por distintas disciplinas en función de una idea central, y con una temática latente que habla sobre la estrecha y a la vez lejana relación entre el hombre y el animal.

La compañía Mal Pelo planteó ayer ante un puñado de aficionados «el tema del hombre y del animal, tan próximos y a la vez muy lejanos», comentó en la presentación María Muñoz, codirectora junto a Pep Ramis del grupo teatral.

«La danza es la primera línea básica que conocemos, es el tema principal, pero en este caso es un espectáculo completado por vídeos y textos, y con una escenografía muy abierta», agregó Ramis, sobre este trabajo estrenado con éxito hace un año en el Teatre Nacional de Catalunya. La úsica de Johann Sebastia Bach y de David Byrne completaron el en principio heterogéneo repertorio literario.