Pablo Rubén Maldonado, al piano, durante el espectáculo 'Al son de abril' presentado ayer noche en el centro cultural de Vila.

«La guitarra es una fuente de inspiración, pero es un error imitarla con el piano». Esta es la declaración de principios de Pablo Rubén Maldonado (nacido en Granada en 1977), un joven pianista que ha hecho del flamenco su camino artístico y que persigue darle un nuevo cuño aunque sin traicionar sus raíces y tratando siempre que «el piano suene a piano».

Maldonado estuvo acompañado ayer noche en su presentación ibicenca en Can Ventosa, con el espectáculo Al son de abri, por el cataor Antonio Amador el ciervo y por el bailaor Kelian Jiménez. Junto al trío también subieron al escenario varios músicos de la isla, como fue el caso del guitarrista Marcial Rodríguez, su hijo Ismael (encargado también de la guitarra, además de la percusión) y de la cantaora Manoli Fernández.

El pianista desplegó todo su arte ante un público que pudo disfrutar de su talento. Un talento que se alimenta de diversos puntos como inspiración. Tal y como reconoce el propio músico, un cuadro de Velázquez, leer a Cortáza o lo que ve por la calle son aspectos suficientes para que sus dedos vuelen sobre el teclado, y ayer dio una buena muestra de ello en Can Ventosa.