EP |MADRID

Miquel Barceló será el encargado de decorar con su pintura los casi 1.000 metros cuadrados de la cúpula que cubre la sala XX del Palacio de Naciones Unidas en Ginebra en virtud a un memorando de entendimiento suscrito ayer por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y el secretario general adjunto de la ONU, Sergei Ordzhonikidze.

Barceló, que dijo estar «sobrecogido del tamaño» de la obra, fue el elegido para llevar a cabo esta remodelación en virtud del «concurso y selección de obras de los artistas españoles con mayor proyección y reconocimiento internacionales», según explicó Moratinos que, al igual que el artista, no quisieron dar cifras sobre el presupuesto.

El artista explicó que lleva «bastantes meses» preparando esta iniciativa, pero no quiso dar detalles sobre su contenido o temática, limitándose a indicar que será «pintura». «Empezaremos pronto y no me atrevería a dar una fecha de finalización», añadió, subrayando que con toda probabilidad tendrá que residir durante una temporada en Ginebra.

Por su parte, Moratinos afirmó que con esta obra, patrocinada por el Rey Don Juan Carlos y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, España efectúa «una de las más importantes aportaciones a Naciones Unidas en el ámbito de las artes«. Con esta «intervención plástica», añadió, «se refuerza nuestra defensa y confianza en el multilateralismo eficaz».

«España apuesta con determinación política por el diálogo y respeto entre culturas y civilizaciones, por superar imaginarios simplistas y reductores. Y sobre todo, por desvelar aquellas actitudes que promueven interesadamente el extremismo de la imposición o el aislamiento de hechos culturales», remachó. «La intervención plástica sobre cerca de 1.000 metros cuadrados de cúpula se convertirá en una obra de relevancia mundial y la Sala XX en un nuevo icono de Naciones Unidas, en un referente de la creación artística de nuesetro tiempo y en expresión del diálogo y la alianza de civilizaciones«, concluyó. Ordzhonikidze agradeció a las autoridades «este regalo singular y en particular al Rey, que lo ofreció durante su visita a Ginebra en 2005».