'Opera for a Small Room' (2005), una de las instalaciones que los canadienses Janet Cardiff y George Bures Miller presentan en el MACBA en la muestra de diez instalaciones en torno a nuevos caminos del arte contemporáneo.

AGENCIAS|J. HERRANZ

El Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA) acoge hasta el 1 de mayo la exposición The killing machine y otras historias, que utiliza el sonido y la voz como tema y materia prima de una selección de diez instalaciones de los canadienses Janet Cardiff y Georges Bures Miller. El comisario de la exposición, el ibicenco Bartomeu Marí, señaló en la presentación que en estas piezas «la presencia del artista es constante» (la voz de los artistas está presente en sus obras), pero en cambio «elimina su imagen, ya que el trabajo no es autorreferencial, esto es lo que lo convierte en algo muy inquietante», agregó. Asimismo, la exposición hace una reflexión de la técnica y la tecnología pero «muy básica y sencilla», remarcó Marí, aunque la «complejidad debe buscarse en el proceso».

Las instalaciones se dividen en dos grupos. En una de ellas, los espectadores «se encuentran con otros viendo el mismo experimento», y en la otra impera «una atmósfera de uso doméstico, con superposiciones que tiene que ver con lo íntimo» explicó Marí. La exposición empieza con Telephone time (2004), donde el visitante puede descolgar un teléfono antiguo instalado sobre un escritorio y escuchar una conversación entre Cardiff y un científico sobre la naturaleza del espacio y el tiempo.

Durante el recorrido de las 10 piezas que conforman la exposición, se puede ver la obra que le da nombre, The Killing Machine, inspirada en La colonia penitenciaria de Frank Kafka y en el sistema penitenciario estadounidense de la pena capital. Esta obra consiste en una silla de dentista eléctrica, circundada por unos brazos robóticos que se mueven y atacan una víctima invisible, transmitiendo una sensación de horror y angustia.

Por otro lado, The dark poo transporta al visitante a una habitación de unos científicos dispuesta con alfombras, libros, platos vacíos y parafernalia mecánica que se entrelazan con sonidos de diálogos, música y ecos de historias. Otras piezas son Playhouse, un palco delante de una maqueta de un teatro de ópera, donde pueden oírse los cantos y el sonido del público o Forty-Part Motet (2001); o una reelaboración de Spem in Alium, de Thomas Tallis (1513) en la Capella dels Àngels, que cierra la exposición.

Desde principios de los años 90, Janet Cardiff y George Bures Miller han trabajado conjuntamente en la realización de obras que utilizan el sonido y la voz como materia prima y tema principal. Por medio de técnicas de edición y reproducción de sonido binaurales y el uso de auriculares y sistemas de altavoces, estos trabajos pueden ser considerados como auténticas esculturas sonoras. Las instalaciones de Janet Cardiff y George Bures Miller se convierten en unidades temporales de experiencia, en narraciones que conjugan relatos ficcionales y efectos sonoros que cuestionan la experiencia sensible del visitante, contraponiendo el sentido del oído con el de la vista. El espacio escultórico se transforma en un espacio fantasmagórico o alucinatorio donde coinciden en un lugar y un momento concretos tradiciones culturales que son en apariencia contradictorias.

Bartomeu Marí (Sant Josep, Eivissa) conservador jefe y responsable del Departamento de Exposiciones del MACBA, explicó que en presentación de la exposición de su comisariado que cada obra impone un tiempo y un ritmo particular y similar a una obra de teatro que se vincula a la capacidad de imaginación de cada individuo, dando lugar a múltiples lecturas.Esta otra visualidad lectora aproxima las obras de Cardiff y Miller a la literatura generando un guión que puede ser leído o interpretado según la mirada o el oído de cada lector-espectador, dando lugar a historias que conviven en el tiempo y transportan al visitante a ficciones superpuestas.

Entre las exposiciones que Bartomeu Marí tiene en cartera para este año, destaca «una muestra temática para el verano sobre lo que ocurre en la escultura, la fotografía y otras artes en los 70, después del minimalismo», explicó a este periódico.