Joan Àvila y Pepito Morán ('Ochentaiuno') preparando ayer en Vía 2 su muestra 'Pretexto'.

JULIO HERRANZ

La galería Vía 2 acogerá a las 20,00 horas de hoy viernes la inauguración de una exposición del dúo Ochentaiuno, formado por Joan Àvila y Pepito Morán, titulada «Pretexto», que estará abierta al público hasta el 1 de diciembre. Para su presentación en Eivissa esta pareja creativa de mallorquín y guatemalteco de ascendencia andaluza ha seleccionado 4 cuadros grandes y 19 entre medianos y pequeños, entre ellos una serie sobre el «Guernica» de Picasso deconstruido en trozos narrativos en forma de tablero de ajedrez. Y es que todos los cuadros son paráfrasis de obras maestras de referencia; como «La siesta» de Van Gogh, la «Venus» de Boticcelli, o el «Tres de mayo» de Goya.

Un trabajo al alimón para crear un nuevo discurso estético a partir de trabajos ajenos; una propuesta que se encuadra dentro de la etiqueta de 'nueva figuración'. «Trabajar a cuatro manos es maravilloso. Nos repartimos la tarea con un guión previo, de forma que cada cuadro es como un viaje estético apasionante», comentó uno de los dos artistas, también fundidos a la hora de explicar un trabajo que el director de esta nueva galería, Carles Fabregat, calificó de «magnífico».

Con intención de interdisciplinariedad, la muestra de Ochentaiuno se completa con la proyección del vídeo «Kandisky como pretexto», con música contemporánea original de Pau Canygerat. Título que es un homenaje al concepto que usaba Kandisky al relacionar la pintura con la música.

Hace poco más de un año que Joan Àvila y Pepito Morán trabajan juntos como dúo Ochentaiuno. «Nos conocimos en el taller que compartimos en Barcelona con una veintena de artistas. Cada uno tenemos nuestra trayectoria individual; pero hablando nos pareció interesante embarcarnos en este proyecto», explicó la pareja. Una iniciativa que tiene precedentes -como apunta Fabregat en el catálogo de la muestra- en los 60 y 70, «cuando, al amparo del estructuralismo, asistimos a la desaparición del individuo detrás de la obra, para dar cuenta que el individualismo más feroz es el que se cultiva en el entorno de las fábricas de los mass media, la publicidad, el diseño o la moda». Precedentes que en España cultivó sobre todo el Equipo Crónica.

En su caso, Àvila y Morán utilizan iconos culturales bien conocidos como pretextos o coartadas «para dar un giro de rosca a la representación, con la calculada irreverencia de colocar una silla más, y tumbada, a 'La habitación' de Vang Gogh en Arles -quién sabe si para perturbar un determinado orden inmutable-, o borrar el pelotón de fusilamiento del 'Tres de mayo' de Goya, como una forma de destacar nuestra condición actual de víctimas globales», apunta Fabregat.

Una exposición saludable e irreverente que propone una nueva lectura de grandes obras artísticas mediante el atrevido método de meterles mano.

En el catálogo de la exposición, que se ha retrasado unos días, Carles Fabregat explica que Joan Àvila y Pepito Morán, «desafiando aquella idea del artista primigenio entronizado en la soledad de su taller, se atreven a romper las prevenciones contra el hecho de trabajar a cuatro manos» (...) «No nos encontramos con dos pintores que colaboran guardando cada uno su estilo dentro de un territorio convenido de juego, sino que intervienen al alimón sobre un mismo soporte, una vez domesticada la bestia de la envidia, como si, tal se dice en el matrimonio, dos fuesen uno».