J. HERRANZ

La Extensión Universitaria acogió ayer la cuarta conferencia del ciclo «Personatges de la nostra història», que corrió a cargo del historiador Ernest Prats con el tema «Antoni Riquer Arabí. Un corsari eivissenc». La iniciativa, organizada por la Associació d'Amics del Museu Arqueològic, será clausurada hoy a partir de las 20,00 horas por el arquitecto e investigador Joan Prats, quien hablará de «Bartolome de Rosselló i Tur. L'home que estava en tot (1866-1942)».

Antes de entrar a ofrecer «una visión general» de la vida de Riquer, Ernest Prats explicó «cómo funcionaba y qué era la actividad corsaria. Entre otras cosas, algo que la gente no suele saber: que era un negocio, una forma de ganar dinero en la que participaba mucha gente», apuntó a este periódico.

En cuanto a la biografía de Antoni Riquer Arabí (Eivissa, 1773-1846), , refirió su clara vocación marinera, como su padre y su hermano, centrándose en el apresamiento de la nave británica Felicity, conocida como Il papa, porque su capitán era el italiano Antonio Novelli. «Hay contradicciones entre las fuentes que tratan el tema; cosas que no se ajustan a la realidad. Por ejemplo, que el barco se veía desde las murallas, y resulta que se apresó a 25 kms. de Eivissa. Así que deberían tener una vista increíble. Digamos que son licencias poéticas», precisó el historiador.

Prats no pudo precisar cuántos corsarios hubo en la isla. «Hay que tener en cuenta que entre los siglos XVII, XVIII y XIX, cuando es más fuerte la actividad corsaria, era de las profesiones más importantes que había en Eivissa; y, desde luego, de las más rentables desde el punto de vista de capital-riesgo. Si te salía bien, podrías hacerte riquísimo, todo un pelotazo; pero si el otro te acertaba con un cañonazo y te hundía el barco, adiós negocio», ironizó el conferenciante.