Las últimas imágenes tomadas del barco romano que se encuentra hundido en aguas de Formentera confirman que se trata de una embarcación hundida en la época del Bajo Imperio romano cargada de ánforas, unas de procedencia bética o lusitana y otras de origen norteafricano. Además, su estado de conservación es bastante bueno y por las pruebas realizadas se ha comprobado que en los últimos meses no han sufrido ninguna alteración.

Para tratar este tema ayer se celebró una reunión en el Consell Insular con representantes políticos, militares, técnicos arqueológicos y miembros de la asociación Argo Maris, que se encarga de los trabajos de inspección de este yacimiento. En esta cumbre se acordó el balizamiento de la zona y se arrancó la colaboración de los Geas para dar una protección efectiva a los restos. Entre otros temas también se abordó la cuestión presupuestaria y administrativa y la implicación de diferentes administraciones, como el Consell, el Govern o la aportación privada de Argo Maris.

Este proyecto de recuperación utilizará por vez primera técnicas de robótica subacuática para la investigación arqueológica, ya que no se puede trabajar con buzos por la gran profundidad a la que se encuentra el barco.