En su gira de despedida de los escenarios españoles, el bailarín argentino Julio Bocca, que ya dijo adiós a la escena del Metropolitan House de Nueva York, declaró ayer en Segovia que el público no quiere que se vaya, «pero no tengo más remedio que hacerlo ahora».

Momentos antes de su actuación en el Teatro Juan Bravo de Segovia, Bocca señaló que el público está acogiendo «maravillosamente bien» esta gira hasta el punto de sentir «que ya somos como viejos amigos». A continuación, explicó que debe marcharse «si no quiero que sean ellos los que digan mañana: ¡Bueno, ya es hora de que se retire!

Este grande de la danza, que comenzó como profesional en el Teatro Teresa Carreño de Caracas (Venezuela), confesó que percibe «una sensación extraña, entre bienhechora y conmovedora a la vez», cuando se pisan los escenarios por última vez.

Para Julio Bocca (Buenos Aires, 1967), esto le viene pasando desde el año pasado, con el Bolshoi de Moscú o el Mariinsky de San Petersburgo, y ahora con el Metropolitan Opera House, donde también se despidió de la Compañía ABT. Y explica lo que siente: «Es como dejar con un poco de tristeza una parte grande de la vida atrás, pero con la alegría de saber que nos esperan cosas nuevas». Julio Bocca no abandonará la profesión «para nada», ya que seguirá al frente del Ballet Argentino eligiendo su repertorio y manteniendo la escuela de danza y comedia musical, lo mismo que su fundación.

De Segovia viajará hasta el Liceo de Barcelona, donde actuará del 2 al 6 de agosto, para continuar en A Coruña, Palma de Mallorca, Gijón y Torrevieja (Alicante). Regresará a España en febrero de 2007 para despedirse de Madrid en el Teatro Albéniz.