PEP TUR

Tras una serie de años en los que los ritmos nórdicos dominaron sobre el escenario del baluarte de Santa Llúcia, este reinventado Festival Eivissa Jazz le dio ayer la alternativa al Caribe, y más concretamente a Cuba, en una noche en la que nadie salió defraudado de Dalt Vila. Quienes apostaron la noche a los calientes ritmos latinos pudieron disfrutar con el virtuosismo del quinteto presentado por el contrabajista Jorge Reyes, mientras que los amantes del jazz más introspectivo tuvieron su 'dosis' con la actuación del Regis Molina Sextet, quienes abrieron la noche ante la ausencia del grupo Injuve, los catalanes Albert Sans & Orgànics, atrapado en el caos que vivió durante todo el viernes el aeropuerto de El Prat.

Regis Molina es joven, muy joven podríamos decir, pues a sus apenas 21 años hay quien podría dudar de sus credenciales como líder de un sexteto. Pero las dudas se disiparon pronto. Apenas iniciada su actuación, pudo comprobarse lo firmemente asentados que están sus cimientos musicales. Con un jazz sólido, sin fisuras, y perfectamente acompañado por su grupo (Maiquel Gonzales -trompeta-, Alejandro Vargas -piano y teclados-, David Faya -bajo-, Edgar Ochoa -percusióny Anniel Tamayo -batería-), Regis Molina iba y venía desde su herencia cubana para viajar hacia un jazz ecléctico en el que se reconocían ecos clásicos, pero siempre supeditados a la voz propia de este joven prodigio del saxofón.