AFP|CHIPIONA (CÀDIZ)

Miles de personas se echaron el viernes a la calle en Chipiona (Cádiz) para asistir al funeral y dar su último adiós a la cantante Rocío Jurado, fallecida el jueves a los 61 años de edad tras una lucha de casi dos años contra un cáncer de páncreas. «Se ha quebrado la voz de España y de Andalucía», dijo el obispo de Jerez de la Frontera, Juan del Río, en su homilía durante la ceremonia fúnebre celebrada en el santuario de la Virgen de Regla, de la que la artista era muy devota. Tanto en el interior del templo, como en la plaza que da acceso al mismo, miles de personas escucharon la misa, oficiada en presencia del féretro con los restos mortales de la cantante, cubierto con las banderas rojigualda de España y verde y blanca de Andalucía y rodeado por coronas de flores blancas. El cuerpo de «la Chipionera», situado ante el altar del templo, había llegado al filo de la pasada medianoche a su localidad natal, donde muchos de sus 18.000 habitantes escoltaron con velas encendidas el cortejo fúnebre hasta el santuario de la Virgen de Regla.

Durante toda la noche, más de 10.000 personas, según la policía local, visitaron la capilla ardiente de Rocío Jurado, quien ya cuenta con una avenida y un monumento con su nombre en su localidad natal y a la que el ayuntamiento tiene previsto dedicar un mausoleo, siempre contando primero con la opinión de la familia. «Chipiona apostará para que sea un gran monumento a su cantante popular más querida», afirmó el alcalde, Manuel García, presente en la ceremonia fúnebre, junto a personalidades como los artistas Julio Iglesias, Isabel Pantoja y Charo Reina o los diestros Curro Romero y Enrique Ponce. También estaban presentes el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y la ministra española de Fomento, Magdalena Àlvarez, quien transmitió «un abrazo y los sentimientos más cercanos del Gobierno» a los familiares de «la más grande».

Sentados en la primera fila del santuario, el esposo de Rocío Jurado, el torero José Ortega Cano, su hija Rocío, fruto de su primer matrimonio con fallecido ex boxeador Pedro Carrasco, y su hermano y representante, Amador Mohedano, siguieron con lágrimas en los ojos la ceremonia fúnebre. «Seguro que ella cantaría a la entrada de las marismas eternas, aunque, hoy, la ausencia nos llena de lágrimas los ojos y el corazón», añadió el obispo del Río, destacando la faceta religiosa de una artista que creía que «veía la vida como un don de Dios». La ceremonia, que comenzó pasado el mediodía estuvo salpicada de himnos religiosos interpretados por el Coro del Virgen de la Escalera de Rota, que al término de la misa, una hora después, acompañó con el himno de la Virgen de Regla la salida a hombros del féretro. Ortega Cano y Amador Mohedano se pusieron al frente de los encargados de llevar el féretro a hombros hasta la entrada de la iglesia, donde fueron recibidos con un gran aplauso y gritos antes de ser relevados por los costaleros de la Hermandad de la Virgen de Regla. En un día soleado y caluroso en Chipiona, donde las gafas de sol y los abanicos estaban presentes en todas partes, los costaleros llevaron el féretro a hombros durante los dos kilómetros que separan el templo del pequeño cementerio de la localidad. Miles de personas acompañaron el cortejo, pero se quedaron en las puertas del cementerio para respetar el deseo familiar de realizar la sepultura en la más estricta intimidad. No obstante, el propio regidor chipionero se aventuró a pronosticar que durante el fin de semana se espera que más de 200.000 personas visiten la tumba de la difunta artista.