El hispanista irlandés Ian Gibson reivindica el desarrollo personal y la libertad de pensamiento que caracterizó la vida y obra de Antonio Machado, cuya figura recrea en su libro «Ligero de equipaje», la primera biografía escrita sobre el poeta sevillano y que está dirigida al lector medio.

De «poesía de gran actualidad» califica Gibson (Dublín, 1939) la obra de Antonio Machado, por considerarla uno de los clásicos de la literatura universal y un «referente indiscutible para el ser humano», al que invita a razonar y discrepar fuera del dogmatismo establecido.

«Ligero de equipaje» constituye un largo viaje, de 640 páginas, por «la figura» y «la circunstancia» de Antonio Machado, que pretende aproximar la obra del escritor de la Generación del 98 de forma tan profunda como amena. Desde el soleado patio de Palacio de las Dueñas de Sevilla, símbolo de la infancia del poeta y del amor perdido, que más adelante hallaría en la joven Leonor, y volvería a perder con su muerte prematura, hasta su triste final en Collioure (Francia), en 1939, Gibson recorre la vida de Antonio Machado a través de Madrid, París, Soria, o Baeza, paisajes que marcaron su obra.

La enorme influencia de una familia eminentemente republicana y «privilegiada intelectualmente», así como su paso por el deslumbrante París de fin de siglo y su permanente preocupación por la empobrecida España del 98, hacen de la vida de Machado y de la «crónica personalísima» de su obra, un referente literario fundamental sobre el que «hasta ahora no existía biografía», afirma Gibson.

Más de actualidad que nunca, al cumplirse 70 y 75 años del inicio de la Guerra Civil y de la proclamación de la Segunda República, respectivamente, Gibson pretende que su obra sirva de «reconciliación» a través del ejemplo de la vida de Machado, muestra de la «desgarradora tragedia de las dos Españas».

Los sentimientos de pérdida y nostalgia que acompañan al autor de «Soledades», «Galerías» y «Otros poemas» durante toda su vida, se incrementan al inicio de la Guerra Civil al ver a su hermano Manuel, también republicano, cantar las proezas de Franco en Burgos «para salvar el pellejo». Gibson reivindica que, desde la «estabilidad de la democracia», se recuperen los aspectos positivos de la memoria histórica española, como «las libertades que se lograron en la Segunda República», y defiende el «talante sobrio y digno» de Machado, que no fue ni un «rojo» ni un «socialista», sino un hombre de izquierdas liberal que «pretendía que las cosas mejorasen poco a poco».