Comenzaron por Schubert («Sinfonía núm. 8 en si menor, La Inacabada»), continuaron con Tchaikovski («Variaciones sobre un tema rococó, op. 33 para violonchelo y orquesta») y concluyeron, ya en la segunda parte del recital, con Georges Bizet («Sinfonía núm. 1 en do mayor). Fue una velada muy especial la de anoche en la iglesia de Santo Domingo, popularmente conocida como el Convent, porque, pese a ser la orquesta oficial de Balears, la Simfònica no se prodiga demasiado en el resto de islas y los aficionados quieren saber cómo evoluciona un conjunto todavía relativamente joven. El protagonista, sin duda, fue el director francés Philippe Bender, un reputadísimo músico que ha trabajado con mitos de la música del siglo XX como Leonard Berstein, el pianista y director que más contribuyó a popularizar la música clásica. Junto a él destacó el violonchelista Emmanuel Bleuse, solista en cuyo curriculum figuran apartados de tanta relevancia como haber sido solicta de la Philarmonisches Staatsorchester, haber grabado discos para la radio alemana o ser profesor en el conservatorio central de Pekín (China).

La velada formó parte del programa del XII Festival Eivissa Clàssica. Los amantes de este género musical hoy mismo tienen en el Auditorio de Cas Serres un interesantísimo recital que pone fin al Ciclo Pedro Echarte de Música Contemporánea con obras de Rafael Cavestany y Sebastián Mariné.