Lluís Soler ofrecerá el miércoles 12 en Can Ventosa una lección de cómo decir el verso, catalán, con arte.

El centro cultural de Can Ventosa acogerá a las 19,30 horas del próximo miércoles 12 (festivo) la representación de «El comte Arnau», de Josep Maria de Sagarra. Un montaje dirigido por Antonio Calvo e interpretado por el reconocido actor catalán Lluís Soler, quien se atreve él solito a un reto difícil para un actor: dar vida con el único soporte de un atril, como altar de la palabra, a 1.500 versos de los 10.000 que tiene el meritorio poema de Josep Mari Sagarra en sus 10 cantos. Una historia en torno a la crueldad como fuerza centrífuga que mancilla todo aquello que encuentra a su paso.

Este singular montaje de «El comte Arnau» fue estrenado el pasado mes de julio en el Festival Grec de Barcelona. El propio Lluís Soler explica en el programa de la obra el por qué de su interés por este meritorio texto: «Hace muchos años que releo este largo poema; desde siempre me he sentido fascinado por los versos de su autor. Dejo para más adelante la osadía de llevar a escena todo el valor universal que Josep Maria de Sagarra confirió a su 'Comte Arnau'; hace falta más gente y el tiempo tendrá la palabra. Por ahora, me he limitado a hacer una selección de un millar y medio de versos, y con la ayuda y dirección de Antonio, los traslado al escenario. La selección, necesaria y obligatoriamente, elimina muchos personajes de la historia original para centra la acción en los protagonistas del poema y del mito: el comte Arnau, su mujer Elvidar y la abadesa Adelais. Un triángulo que nos ha servido de argumento y excusa para hacer llegar al público una historia y un tipo de verso (endecasílabo) que Josep Maria de Sagarra llevaba escrito en las venas».

Por su parte, Antonio Calvo ha explicado que «la construcción de este gran poema podría llevarnos a pensar en un texto duro, difícil en su compresión y lejano, muy lejano. Sin embargo, José Maria de Sagarra escribe en voz alta, la historia camina desde el primer momento, el horror lo salpica todo, la contradicción hace humanos a todos los que por ella intentan sobrevivir, el juego de expectativas dosifica todo en todo momento, y pasearla no supone un esfuerzo. Sorprende ver al lenguaje tan en su territorio, cómo, bien engarzado, regodeándose fonéticamente. Y sorprendente descubrirlo así».

La crítica catalana recibió con elogió este peculiar y fragmentario montaje de la casi decimonónica leyenda. De muestra, estas líneas de Joan-Anton Benach en La Vanguardia: «'El comte Arnau es hoy un barco gigantesco, rebosante de palabras que enriquecen el idiomas, muchas de las cuales, gracias al uso insensato de los modelos estándar, son lanzadas cada día por la borda. En este sentido, el recital del Grec y el entusiasmo con que fue acogido por el público me parecieron en verdad edificantes».