A lo largo del tiempo se han escrito muchas páginas sobre el
origen de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de «El Quijote»,
basadas en investigaciones y en los propios datos, a veces
contradictorios, que el escritor ofrece sobre sí mismo. Al resto de
estudiosos, algunos de ellos catalanes como Martín de Riquer, se
une otra voz, la de Jordi Bilbeny, un investigador del Maresme,
profesor de lengua catalana en el Centre Penitenciari de Dones de
la Ciudad Condal. Bilbeny dice estar convencido de que «El Quijote»
se escribió en catalán y asegura que Cervantes era, en realidad,
Servent, descendiente de una familia que tenía su solar en
Puigcerdà y que se extendió por todo el Principat, Valencia y
Nápoles.
Bilbeny es experto en el tema de la censura política y, desde
ella, investigó a Cervantes. Según este profesor, en los siglos XVI
y XVII los libros pasaban por el censor antes de su publicación y
los autores catalanes eran obligados a escribir en castellano, el
idioma del rey, porque se consideraba «una ofensa no escribir en la
lengua mayoritaria». «La censura es un órgano de control ideológico
y político, y cuando una obra aparece, si no está de acuerdo con
los postulados oficiales se arregla para lo que el Estado necesita,
si hay que eliminar un capítulo, se elimina, si hay que inventar
otro, se inventa», apunta.
Afirmar que «El Quijote» se escribió en catalán aún no es
posible, dice, porque carece de todos los datos y, sobre todo,
porque el original no ha sido encontrado. Pero afirma estar
convencido de su catalanidad de nacimiento pues son muchas las
pistas «que lo confirman». «La censura real, política y religiosa
ha adulterado la personalidad de Cervantes», señala.
Bilbeny explica que el Miguel de Cervantes «nacido en Alcalá de
Henares, descendiente de campesinos, hijo de un pobre médico de
pueblo y padre de Isabel de Saavedra, que era analfabeta, no encaja
con la biografía de nuestro autor». Quien escribió «El Quijote» no
podría proceder de una familia sin cultura porque en la novela
«muestra conocimientos de filosofía, lenguaje notarial, medicina,
militares, cartografía, de otras muchas disciplinas y una visión y
una ideología políticas críticas con Castilla, con sus clases
dirigentes, hace una llamada a favor del bandolerismo diciendo que
la mejor lucha por la justicia, la dignidad, está en manos de los
bandoleros». En este punto, Bilbeny comenta cómo del bandolero
catalán Rocaguirnarda «hace un desmesurado elogio, lo retrata como
un místico». Cervantes también «defiende la lengua vernácula y
denuncia a los que cambian de lengua» y, además, «en sus libros
denuncia la prepotencia castellana, el orgullo y el fanatismo en
materia religiosa, no olvidemos que nos situamos en la época de la
Contrarreforma». «¿Un autodidacta podría escribir una obra así?»,
se pregunta el investigador.
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