«Es como un pequeño milagro; ni la propia autora pudo sospechar
que tuviera el éxito que ha tenido». Con estas palabras Josep
Minguel valoró ayer a este periódico «84, Charing Cross Road», de
Helene Hanff, que el reconocido actor catalán interpretará a las
21,00 horas de mañana domingo junto a Carme Elias en un montaje
dirigido por la directora de cine Isabel Coixet.
Que sea una singular historia de amor plátónico y de literatura
no le parece óbice al veterano actor para que el trabajo llegue
bien al público del siglo XXI. «Es una relación que fluye muy bien
y puede ser totalmente popular, siempre que no entendamos el
término como sinónimo de vulgaridad. Es una historia que llega,
conmueve y traspasa el texto de la correspondencia casi comercial
que se cruzan los dos protagonistas», precisó Josep Minguel,
convencido de que, «a pesar de todo, la gente sigue creyendo en
valores eternos como el sentimiento; y en cuanto a los libros,
aunque el espectador no conozca la mayoría de las obras, pues son
de literatura inglesa, renacentista y más antiguas, la historia
trasciende, va más allá de ellos».
«84, Charing Cross Road» cuenta la historia de «dos personajes
con sus pequeños problemas, anhelos, soledad, deseos de compartir
valores que aunque hoy no primen mucho -por desgracia- la gente los
reconoce y todavía los quiere y desea», afirmó el actor y director
teatral.
Y en cuanto a que este montaje sea dirigido por la cineasta
Isabel Coixet, lo justifica Minguel «porque a ella lo que le
interesa son las personas y sus historias; y esta obra encaja
perfectamente en ese concepto. Isabel también es sútil, no le gusta
mostrar demasiado, sino dejar que el espectador haga un poco su
parte. Lo que más le preocupa es cómo somos capaces los actores de
hacer esto cada día; es algo que todavía la intriga».
La novela de Helene Hanff fue llevada al cine, también con
éxito, con Anthony Hopkins y Anne Bancroft de protagonistas. «Era
una buena película y mostraba cosas que el teatro no puede, como
los ambientes, el pequeño ámbito de cada uno; pero había mucho
texto en off. En cambio aquí el texto se hace vivo, se hace carne.
Cada medio tiene su lenguaje, su riqueza y sus limitaciones».
En cuanto a una posible moraleja de esta obra basada en una
historia real, Josep Minguel apuntó que «sería la necesidad y el
deseo de comunicación. Sigue siendo lo más importante que los dos
protagonistas pueden transmitir de una historia que fue real como
la vida misma», concluyó.
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