El centro cultural de Can Ventosa acogerá a las 21,30 horas de
hoy sábado y a las 19,30 de mañana domingo las representaciones de
«Rubianes, solamente», con un único y rotundo protagonista, Pepe
Rubianes, autor también de los textos que interpreta. La obra tiene
el mismo título que la que presentó hace cinco años en el mismo
espacio el el aplaudido humorista catalán de origen gallego, aunque
no tenga ya mucho que ver con aquel trabajo, ya que su base está en
la crítica con sarcasmo e ironía de la realidad social y política
de los mundos grandes y pequeños, que han cambiado notablemente
durante este lustro.
Así, el tema de la guerra de Irak, las elecciones
norteamericanas, la política nacional y sus protagonistas y todo un
catálogo de propuestas salidas de la contemplación crítica del
mundo que le rodea, serán puestos en la picota por este ácido y a
la vez tierno cronista singular de su tiempo. Y entre los temas a
los que hincar el diente, no podía faltar el del fenómeno de la
telebasura. «Los programadores de televisión, que los metan en la
cárcel. Lo más curioso es que si, por ejemplo, aparece un programa
en Tele 5, al cabo de unos días sale el mismo espacio en las otras
cadenas, sólo que con caras diferentes. Me parece bien que hay
prensa rosa, pero que no ocupe la primera línea de información. Es
como con el fútbol, se le da una importancia excesiva», explicó el
humorista a este periódico.
En cuanto al sangrante tema de la guerra de Irak, Rubianes se
refirió a un anécdota terrible que presenció recientemente en un
viaje por Egipto. «Estaba paseando por El Cairo cuando oí a un
grupo de hombres que celebraban algo a viva voz, como si fuera un
partido de fútbol. Después me enteré que lo que celebraban tan alto
era la muerte de uno o dos soldados norteamericanos. Por cada
muerto es como si hubiesen metido un gol. Terrible», subrayó.
Siempre querido y celebrado por el público que abarrota de un
tiempo a esta parte las salas donde actúa (aunque no siempre fue
así), Pepe Rubianes agradece esa complicidad que el espectador
tiene con su trabajo, y eso que a veces la risa se queda congelada
por los temas a los que mete mano. Con su ironía habitual, matizó
esa entrega no tan incondicional. «Como me dijo un día Gila, el
público no te quiere, los únicos que te quieren de verdad son tus
padres».
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