La galería Kuntur de Amsterdan acogerá el próximo sábado día 2
la inauguración de una exposición individual de Orlando Herrera
dedicada a Van Gogh, un pintor por el que siempre ha sentido un
gran interés este artista argentino residente en Eivissa desde
1978. La muestra, que estará abierta al público hasta el 30 de
octubre está integrada por 24 obras sobre lienzo, cartón y papel
hecho a mano realizadas con tintas de color, acuarelas y acrílicos,
usando transferencias de imágenes como base común.
Una serie que busca el relato gráfico de la vida del prestigioso
pintor holandés. «Tiene la particularidad de que son formatos
pequeñitos y centrados en relatar el drama de la vida de Van Gogh,
a la manera como los poetas tratan de decir con palabras, que es
bastante difícil, por cierto», explicó el artista ayer a este
periódico. Y con un desafío añadido: «Venderle pintura a los
holandeses. Ya he expuesto otras veces en este país, y siempre he
tenido unas críticas estupenda, con muy buena atención de los
medios y tal; pero a la hora de sacarles un duro a los banqueros,
es todo un triunfo», ironizó el pintor.
No es la primera vez que Orlando Herrera dedica sus energías
creativas a Van Gogh. «Hace años hice otra en formato grande sobre
su vida, pero alejándome de la imagen de película americana, algo
exagerada, del pintor que se corta la oreja y se come los tubos de
óleos. Me documenté sobre su vida sobre el terreno, incluso en la
zona donde nació, totalmente deprimida para una persona con su
alegría de vivir; que en el fondo fue lo que le llevó al suicidio,
por contraste».
Además, Herrera tuvo otra ayuda, el libro «Cartas a Teo», que
reúne las que el artista envió a su hermano, marchante de arte.
«Llegué a la conclusión de que era la única biografía cierta,
porque relata toda su problemática cotidiana y una serie de cosas
que a cualquier pintor le tiene que interesar. Y es que, como dijo
Picasso, hay dos clases de pintores: los que pintan lo que venden y
los que venden lo que pintan. Es decir, que hay fórmulas vendibles,
como la pintura decorativa y así, y luego la que uno realmente
siente, como hizo Goya con la serie de los desastres de la guerra»,
precisó.
La razón por la que Orlando Herrera apenas ha presentado sus
obras en Eivissa (sólo a principios de los 80, en la galería
Maloney) resulta curiosa: «Es algo extraño, no sé; igual es por una
cuestión práctica, porque hacer una exposición en París, en
Holanda, en Alemania o en cualquier sitio de estos tiene los mismos
gastos que hacerlo en la isla». «Además, en Eivissa hay un
micromercado para los pintores locales muy bien representado por
Pomar, Adrián Rosa y otros cuantos. Y la pintura que hago yo tiene
una temática con un trasfondo social, muy poco decorativa y que
resulta poco vendible por estos pagos», precisó.
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