«El grito» y «La Madonna», los dos cuadros de Edvard Munch que
fueron sustraídos en la mañana del domingo delante de numerosos
visitantes del museo que lleva su nombre en Oslo, no estaban
asegurados contra robo a pesar de que su valor ronda los 87
millones de euros, informo ayer el diario «Dagbladet». «Los cuadros
sólo están asegurados contra daños por fuego y agua causados dentro
del edificio del museo, pero no contra robo», dijo al diario John
Oeyaas, director de la compañía Oslo Forsikring AS, encargada de
asegurar las propiedades y valores del Ayuntamiento.
Oeyaas afirmó que su empresa hizo una valoración de las pinturas
que debían ser aseguradas contra robo y sustracción, pero el
Ayuntamiento de Oslo dijo que «sería demasiado costoso». El
director del museo Munch, Gunnar Soerensen, salió al paso de las
críticas recibidas por la seguridad del edificio y manifestó que
«se trata de un equilibrio entre seguridad y accesibilidad». «Si
aseguramos los cuadros, serían inaccesibles para la gente. Y
nosotros deseamos ser un museo abierto», señaló Soerensen.
Mientras continúan las investigaciones por el robo, la policía
noruega ha encontrado una nueva pista al ponerse a la venta «El
grito» y «La Madonna» en la página web de subastas eBay. Según la
edición en línea del diario «Aftenposten», los cuadros fueron
puestos a subasta por una persona que pretendía haberlos robado
personalmente y que los ofrecía bajo el reclamo «ésta es tu
oportunidad de poseer una obra maestra única». Aunque algunos
usuarios de internet llegaron a pujar por las obras, sobrepasando
en la subasta los 15.000 dólares, la oferta fue retirada
rápidamente por la compañía eBay, que no ha querido hacer
declaraciones al respecto.
El director del Museo Nacional, Sune Nordgren, expresó ayer su
esperanza de que los ladrones se comuniquen con el Museo Munch para
pedir una recompensa por la devolución de las obras puesto que, por
lo conocidas que son, sería muy difícil venderlas en el mercado
negro. «El grito» es una de las obras más representativas de Munch
(que murió en 1994 a los 81 años) y de su obsesión por hacer
plástica la angustia y la desesperación.
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