«La isla está dentro de mí y yo pertenezco a ella; ya mis
abuelos tenían una casa aquí hace 40 años y vengo muchísimo. Soy
una enamorada absoluta de la Ibiza de verdad». Con estas palabras,
Lucía Montojo quiso dejar claro a este periódico la devoción que,
tanto ella como su familia, sienten por Eivissa. Aunque su
presencia en los medios de comunicación se ha debido a factores
ajenos a la literatura, parece estar decidida a que a partir de
ahora se la reconozca y valore por lo que escribe. Así, de poeta
intermitente y colaboradora de revistas literarias ha pasado a la
maternidad de una novela (complementaria de la otra), «El callejón
del beso», publicada hace un mes por Huerga & Fierro
editores.
¿Autobiográfica? La autora matiza la respuesta: «Me reconozco en
algunas cosas de Claudia, la protagonista. La empecé a escribir
como terapia de algo que no sabía muy bien qué era, acaso para
canalizar el torbellino de pasiones que tenía dentro. Sí, tiene
muchísimos toques autobiográficos, todos muy novelados, con mucha
ficción, por supuesto. No es una crónica de mi vida; entonces
habría sido una novela muy aburrida, la verdad».
Y no parece ser tal la opinión de los editores. «Me dijeron que
la encontraban muy desnuda y valiente; que era un personaje muy
directo con el que se pueden identificar muchas mujeres, y que
atrapaba rápido», precisó Lucía Montojo. «Tardé un año en
escribirla y la terminé hace dos, aunque la dejé en reposo y sin
mucha confianza por mi parte, siempre insegura con lo que escribo;
pero hubo suerte, ha salido hace un mes o así y ya ha recibido
alguna crítica positiva, como las de Amilibia y la de Jorge
Berlanga. Además del boca a boca, que también funciona bien,
parece», añadió.
Por lo tanto -se le nota-, no disimula su satisfacción, y ya
anda metida en la redacción de su segunda novela. «Estoy en la
mitad, y muy feliz; aunque entre el amor y el odio, como es siempre
la relación con la escritura», puntualizó -relajada- en su retiro
ibicenco, que no parece tener mucho que ver con la isla fashion.
«Soy bastante aburrida para esa Ibiza; no me van nada las
macrodiscotecas. Prefiero ir a cenar en chiringuitos y bailar bajo
la luna en la playa, pero sin que me empujen 7.000 extranjeros»,
afirmó.
¿Y la poesía? Cómplice ella, hizo un voto de devoción
incondicional a la Señora: «Creo que es algo que siempre va con
nosotros; nunca tenemos que abandonarla. Para mí, la poesía es un
refugio necesario que nunca quiero perder, aunque a veces pasen
largas temporadas sin que lo frecuente. Así que lo digo bien claro
y fuerte: ¡Vivan los poetas!», concluyó.
Hay poetas que dicen que los mejores versos te los dan los
dioses y los otros los busca cada uno como puede. Si no los dioses,
curiosa al menos sí que ha sido la manera en la que le llegó el
título de su novela a Lucía Montojo: «Estaba pensando en ello
sentada en una calle de Cala Vedella, cuando levanto la vista y veo
que se llamaba Callejón del beso. No busqué más, pues, además, le
va muy bien porque parece el nombre de un tango y la novela es la
historia de una mujer que le hace un tango a la vida», explicó la
escritora.
Un «tango» protagonizado por Claudia, una mujer de 20 años que
empieza a descubrir la vida a la vez que intenta salir a flote de
ese «laberinto de pasiones» que apunta la autora. «El amor y los
sueños son sus únicos aliados; la escritura, su contradicción y su
refugio... la voz ya no se escucha... es su última esperanza.
¿Realidad, ficción...? Todo ello contado a través de una prosa
sencilla, pulcra y precisa que atrapa al lector, a cualquier
lector», según reza la contraportada de la novela, que ya está
disponible en las librerías de Eivissa.
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