La obra de investigación más reconocida de toda su producción.

Titular de Sociología en la Universidad a Distancia (UNED), Antonio Escohotado (Madrid, 1941) es un intelectual crítico y a veces polémico; por su defensa de la libertad en asuntos como el uso de las drogas, del que es uno de los mayores expertos del país. Pero también es un escritor reconocido con algún que otro premio y un lúcido filósofo con las ideas (a menudo políticamente incorrectas) muy claras. Durante varios años vivió en Eivissa.

las drogas. Usos y abusos, perjuicios y desafíos», una edición revisada y ampliada de «El libro de los venenos». Entre otras obras.

- ¿Le marcó mucho el tiempo que vivió en la isla?
- Muchísimo; viví ahí tres años seguidos, a pulso; desde 1970 al 83.

- ¿Es verdad que usted fue el fundador y promotor de la discoteca Amnesia?

- Sí, fundador y el accionista mayoritario de una sociedad limitada en la que estaba un colega mío que vivía en San Carlos, Manuel Sáenz de Heredia, y tres personas de Madrid que pusieron cuatro duros. La verdad es que nos salió barato; la montamos de principio a fin por dos millones de pesetas. Imagina.

- ¿Le resultó complicado meterse en una empresa así?

- Tuvimos que obtener el permiso, claro, lo que fue un logro. Entonces dependía del gobernador civil de Palma, que era amigo de Sáenz de Heredia; por eso lo conseguimos. Lo que queríamos era tener un sitio donde se pudieran tomar copas mientras se escuchaba música en vivo o buenos discos. Al principio nuestra competencia era Pachá y Glory's, más Lola's en el pueblo. El bar total de la isla era La Tierra, a donde íbamos los de las casas de campo a ligar cada equis tiempo.

- ¿Por qué se marchó entonces, con lo bien que se lo tenía montado?

- Porque tuve problemas policiales insuperables. Fui objeto de persecución, con muy mala voluntad, por parte de la Guardia Civil, la Policía Nacional y los mafiosos de entonces, que no sé si seguirán, los corso-marselleses, gente muy peligrosa. La acción combinada de estos tres enemigos me convencieron de que mejor me iba de la isla.

- ¿Vuelve alguna vez?
- De tarde en tarde. Espero, y no lo dudaría mucho, de quizás retirarme ahí, si es que alguna vez me puedo retirar. Si me jubilo, no me extrañaría que me fuera a vivir a Ibiza, la verdad.

- ¿Guarda, pues, buenos recuerdos de la isla?
- Muchos; y además, como las amistades que hice era gente de las casas de campo y tal, más de uno debe seguir por San Juan, San Mateo o San José.

- ¿Cómo vivían por aquellos años el asunto de la droga?

- Aunque nosotros éramos bastante puritanos y no nos gustaban ni la cocaína ni la heroína, el asunto con las drogas era claramente el mismo que el asunto del sexo, una emancipación. Tener droga o saber quien la tenía equivalía a estar en condiciones para alimentar a la tribu; por eso, el que más o el que menos no se concebía como un comerciante sino como un alimentador de la tribu. Cuando yo llegué a Ibiza todavía quedaba una pequeña representación de un grupo que fue importantísimo en los Estados Unidos, la Fraternidad del Amor Eterno, que liberaron, por ejemplo, a Timothy Leary cuando le encarcelaron en su momento. Se llegó a llamar la Mafia Hippy, y fueron los grandes traficantes del LSD, hasta por kilos. Toda una historia que a lo mejor un día la cuento, pero por ahora es bastante escandalosa.

- ¿Cree que se legalizará la marihuana en esta legislatura?

- Pues no me extrañaría, la verdad; por lo menos para su uso médico, porque ahí va a ser muy difícil que se exhiban daños o perjuicios en el cuerpo social.

- ¿Está metido en algún proyecto literario?
- Estoy preparando un libro sobre el comunismo que espero que haga época. Lo voy a llamar «La conciencia roja».

- ¿Por qué haría época?
- Porque estoy trabajando como un animal, tanto como para «La historia de las drogas», aunque espero que tenga la ventaja de que no sea muy tocho, que no pase de las 300 o 400 páginas. Pero es que hay mucho que hablar, porque aquéllo empieza con Jesucristo y termina ayer mismo. Vamos, que no ha terminado, ahí están los antiglobales y el personal este dando su testimonio de fe.