Los vecinos y visitantes de Dalt Vila próximos a la Catedral
quizás se sorprendan esta tarde al oír, en lugar de la música de
las campanas, el sonido austero y seco de una matraca («massoles»).
Y es que desde antes de la Guerra Civil se había perdido este toque
tradicional en los tres días de la Pasión de Cristo. «Es una
tradición exclusiva de la Iglesia católica española. No conocemos
cuando fue instalada en nuestra Catedral, pero está documentada una
reparación en 1502; o sea, que ya existía de antes», explicó ayer a
este periódico el delegado del patrimonio eclesiástico Francesc
Torres i Peters. «El significado de este rito es que las campanas
se consideraban demasiado alegres para anunciar los Oficios. Así,
se utilizaba la matraca desde que se reservaba el Santísimo
Sacramento en el Monumento hasta que se repicaba a Gloria en la
misa del Sábado Santo», añadió.
El uso de este singular toque de Semana Santa se había perdido
en la Catedral de Eivissa «por lo menos desde antes de la Guerra
Civil», precisó Torres. «Después de la guerra el presupuesto era un
poco limitado, el campanero ya no funcionó como antes, sino que se
simplificaron mucho los toques, y cayó en desuso», informó el
delegado del patrimonio eclesiástico de las Pitiüses.
El uso de la matraca de campanario en Eivissa y Formentera es
exclusivo de la Catedral. «En las otras iglesias lo que existe es
una especie de matraca de mano que llaman palitroque. Es una
especie de mango con una tablilla central y otras dos que oscilan,
como si fuera una castañuela de mano pero bastante más grande».
«Todavía se utiliza y no ha dejado de usarse en la mayoría de las
parroquias, por lo menos en las del campo», explicó Torres. «El
ritual es el siguiente: el sacristán o el monaguillo sale a la
puerta de la iglesia y avisa con el palitroque que va a empezar el
oficio que corresponda», precisó.
Según explica en su página web el Gremi de Campaners de
Valencia, «esta tradición es universal en la Iglesia católica
española. Las otras iglesias cristianas, con liturgias muy
complejas, no dejan de tocar sus campanas, e incluso tocan más
durante esos días santos». Según se puntualiza en esta página, «hay
una antiquísima tradición en la Iglesia católica por la cual las
campanas enmudecen durante los días centrales de la Semana Santa,
es decir, desde el 'Gloria' del Jueves Santo hasta el otro 'Gloria'
de la misa de Resurrección (antes era el Sábado Santo por la mañana
pero ahora es, con mayor precisión, en la noche de vela del sábado
al Domingo de Pascua».
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