Humberto Rivas (Buenos Aires, 1937) tiene a gala hacer sólamente las fotografías que le gustan.

La Sala de Cultura de «Sa Nostra» acogió ayer la inauguración de una exposición de fotografías de Humberto Rivas, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 25 de febrero. «Conocía la isla de hace mucho tiempo; tenía por aquí algún familiar, pero no he hecho fotos aquí, aunque sí en las otras islas», explicó ayer a Ultima Hora Ibiza y Formentera este reconocido fotógrafo de origen argentino residente en Barcelona desde hace 26 años. «Cuando voy a un sitio por otras razones distintas del trabajo, como ahora para la inauguración de la exposición, nunca llevo la cámara. Así que tendría que venir con el pensamiento de hacer algo concreto; como podría ser el caso de la muralla, que me ha impactado mucho», añadió convencido.

Y es que Humberto Rivas sigue una serie de principios a la hora de enfrentarse a su trabajo, decididamente vocacional: «Lo digo a menudo: todo aquel que se acerca a cualquier disciplina artística, lo primero que tiene que hacer es aceptar y trabajar en su impulso. Desde luego que es muy importante pensar lo que se va a hacer, cómo lo querra uno, la iluminación y demás, pero todo eso viene después. Si hago una foto es porque me gusta hacer esa foto; luego puedo, y debo, pensar todo lo demás», precisó.

Primero, pues, impulso, tirón de la imagen que le atrapa y luego la cocina, distinta según el género de fotografía que tenga entre manos, sobre todo el retrato y los paisajes, sus dos especialidades más reconocidas y celebradas. «Si me gusta un paisaje, por ejemplo, decido a qué hora quiero hacer la foto; porque el sol no lo puedo mover, pero sé cómo se mueve, de dónde viene la luz, y elijo el momento para que la luz sea concordante con lo que a mi me gusta». El resultado son instantáneas que no dejan indiferente, que incluso llegan a ser en muchos casos inquietantes, por su atmósfera y su singularidad. «Lo que más me interesa es que el paisaje exprese algo que de alguna manera conmueva al espectador; porque si es para mirar y decir 'ay, qué lindo' y nada más, entonces no me interesa», apuntó.

Actualmente, Humberto Rivas se siente muy motivado por un proyecto en el que lleva trabajando ya un tiempo. «Es un trabajo que me entusiasma mucho y del que ya tengo 88 fotos, cuando llegue a las 100 ya intentaré exponerlo. Se llama 'Huellas', las que han quedado de la Guerra Civil. Son retratos de gentes han estado en la contienda, aunque no hayan peleado, y las huellas que la guerra dejó en el paisaje. Es muy fuerte la cantidad de cosas que quedan aún en España de la Guerra Civil. Por ejemplo, en Belchite, en donde la primera vez que fui encontré dos coches de la época bajo los escombros», precisó.

Un proyecto importante y con cierta intención de compromiso social. «Creo que lo peor que ha pasado después de esa guerra fue el intento de olvido, como si no hubiera sucedido nunca. Y se perdieron muchas cosas, porque una guerra civil es una cosa muy cruel que no se debe olvidar, aunque sólo fuera para que no seamos tan tontos que se nos ocurra repetirla de nuevo», ironizó seriamente.

Humberto Rivas (Buenos Aires, 1937) ejerce desde 1976 como profesor de fotografía, primero en su Argentina natal y más tarde en Barcelona. Tiene en su haber numerosas exposiciones individuales y colectivas, y fotografías suyas figuran en las colecciones de destacados museos e instituciones, como la Biblioteca Nacional de París, el Museo Nacional de Arte de Catalunya, el Museo de Arte Moderno de Buenos Arte Moderno de Buenos Aires o The Museum of Contemporary Photography of Chicago. Entre los reconocimientos que ha recibido por su trabajo destacan el Premi d'Arts Plàstiques Ciutat de Barcelona (1997) y el Premio Nacional de Fotografía de 1998.

La exposición que ahora llega a Eivissa ha sido comisariada por Maria José Corominas y la forman paisajes sin figuras humanas y con una atmósfera que produce cierto desasosiego.