El catalán Emili Balló y el mallorquín Joan Morey se alzaron
ayer con el Premio Llorenç Villalonga de Narrativa y el Antoni
Gelabert d'Arts Plástiques en una gala en la que Catalina Cirer se
estrenó como alcaldesa de la ciudad de Palma. El Joan Alcover de
Poesia fue para el también catalán Héctor Bofill y, el premio de
arquitectura, que este año se desdobló en dos apartados, el de
mejor obra nueva y el de mejor rehabilitación, recayó en Toni
Forteza y en Pere Rabassa.
Ningún autor pitiuso recibió reconocimiento alguno en la edición
número 48 de los Premis Ciutat de Palma. La gala cambió de
escenario y se trasladó al patio del Castell de Bellver, un patio
muy concurrido que suplió la cena característica de las anteriores
ediciones y que se cubrió con una carpa, una buena idea teniendo en
cuenta el mal tiempo que hizo ayer durante la tarde y noche.
El acto contó con la actuación de varios grupos. Entre unos y
otros, se iban entregando los diferentes galardones. Emili Balló
logró el Llorenç Villalonga, que este año aumentó su dotación
económica, pasando de los 15.000 a los 18.000 euros, con la novela
«L'edat de les paraules». Héctor Bofill, ganador del Premi Joan
Alcover dotado con 9.000 euros, es miembro de «Els Imparables», una
nueva ola de poetas catalanes Su obra trata las relaciones
interpersonales amorosas.
Joan Morey se llevó los 12.000 euros del Antoni Gelabert con una
videoinstalación transgresora que habla de la intromisión de la
moda en el mundo del arte y viceversa. El Premi d'Arquitectura a la
mejor obra fue para Toni Forteza por un edificio de viviendas de la
carretera de Valldemossa; el de mejor rehabilitación recayó en Pere
Rabassa por su trabajo en Can Serra. Cada uno contará con un premio
de 15.000 euros que se destinará a una publicación sobre la obra
ganadora y el curriculum del arquitecto o equipo vencedor.
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