No era fácil acceder a la «corte» de Salvador Dalí, a no ser que el
«divino» te consintiera tal privilegio. Por eso tiene su mérito el
trabajo que Tony Keeler realizó sobre el pintor catalán hace más de
30 años en sus dos escenarios favoritos, Cadaqués y Port Lligat,
tan pintados en la exuberante obra del autor de «El gran
masturbador». Para ello, el fotógrafo americano (quien pasó largas
temporadas en Eivissa desde la década de los 60 hasta finales de
los 70) contaba con el aval de sus años hippies, tan hermosamente
reflejados en su libro de fotografías «Ibiza, a dream?».
Gracias a este trabajo y a tener acceso a gente próxima a Dalí,
Keeler pudo captar con su cámara imágenes interesantes del artista,
siempre presto a montar el «número» con tal de llamar la atención y
camuflar así (valga la paradoja) su patológica timidez. Entre
otros, la familia de Antoni Pitxot, uno de su amigos íntimos y más
tarde secretario y gestor de parte de su legado. Con su
complicidad, entre la de otros, llegó a sacar más de un centenar de
fotos del pintor, que ahora da a conocer con motivo del centenario
de su nacimiento, en Figueres.
La primera entrega del material ha salido en un calendario en
edición bilingüe (castellano y catalán). El resto aparecerá en una
exposición que tendrá lugar la próxima primavera en Cadaqués y en
la que se incluirán también instantáneas de la familia Pitxot y una
serie de artistas, como Pep Catalán Roca o Joan Pons, que por aquel
entonces pululaban por esta hermosa villa costera y su vecina Port
Lligat, minúsculo puerto en el que Dalí y Gala se hicieron
construir su cuartel general. «También pondré fotografías de
pescadores y gente típicas de la zona, casi todos muertos ya. Es
que hay un notable parecido de luz y de ambiente entre Ibiza y este
rincón del Ampurdán», explicó aUltima Hora Ibiza y Formentera.
Tony Keeler, quien tuvo durante diez años un estudio fotográfico
en el puerto de Eivissa, reside desde los 60 gran parte del año en
Sitges. «Llegué a España como turista en el 57 y recorrí el país
con una moto haciendo fotos en blanco y negro. Fue una época
romántica para mí; era joven y estaba influenciado por la obra de
Cartier-Bresson». «Me sentí tan bien, que en 1960, recién casado y
con una niña, me establecí en Sitges, abrí un estudio de 'Retratos
al natural' y entré en contacto con la vida cultural de Barcelona y
de Cadaqués. Nuestros hijos se sienten catalanes y profesionalmente
yo también me considero un fotógrafo catalán, como otros de la
misma época (Xavier Miserachs, Oriol Maspons...)», confesó Keeler
cuando, tras una larga ausencia, volvió a la isla en 2002 para
presentar un segundo libro de imágenes de Eivissa.
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