El resultado de las elecciones del pasado 25 de mayo supuso un cambio notable en la línea cultural que llevaba Formentera en los últimos cuatro años. La coalición conservadora que ha vuelto a tomar el timón de la isla tiene criterios que difieren notablemente del estilo del equipo anterior.

Pero no toda la vida cultural de la isla depende de las instituciones. De la esfera privada destaca la actividad desarrollada por «Sa Nostra» en su Sala de Cultura que, como en años anteriores, se ha visto cuajada por todo tipo de exposiciones, conciertos o charlas, mostrándose como una de las pocas entidades con capacidad dinamizadora en un mundo bastante pobre culturalmente por lo que a actos o exposiciones se refiere y no en la de los artistas que, por fortuna, abundan en la isla. En menor medida debe destacarse la actividad del Ajuntament Vell que en período vacacional se convierte en un centro de exposiciones que merece mayor suerte y apoyo y que constituye un remanso cultural del todo punto insustituible.

Sin embargo la cultura de Formentera, con los vaivenes que la política genera, debería juzgarse, negro sobre blanco, por dos aspectos puntuales. El primero fue la declaración como BIC de todos los elementos arquitectónicos, mecánicos y de todo tipo que configuran ses Salines de Formentera. Esta iniciativa del Consell d'Eivissa i Formentera, a instancias del equipo de gobierno de la COP, posibilitó la protección de un legado histórico, patrimonial y cultural de incalculable valor.

La segunda parte y no menos importante es la rehabilitación del circuito hidráulico de ses Salines que se considera definitivo para conservar los bienes patrimoniales y que primero Costas aseguró que se encargaría de hacerlo y ahora es la conselleria autonómica de Medi Ambient la que ha hecho la misma promesa. El negro, el carbón como se dice en época de Reyes, es la decisión del equipo de gobierno formado por PP-GUIF-PREF de eliminar de un plumazo los patronatos municipales, especialmente el de cultura, sustituyéndolos por consejos asesores. El plante de todas las asociaciones representadas en el Patronat fue unánime, una veintena de ellas han suscrito un documento que pone en tela de juicio el talante democrático de los nuevos rectores municipales y les acusa de dirigismo político. Se espera que en enero las asociaciones culturales y colectivos vecinales sean convocados de nuevo por el Consistorio para intentar un punto de encuentro, de no ceder el Ayuntamiento está en proyecto la creación de una plataforma socio cultural.